La voz entrecortada, 71 globos blancos volando libres hacia el cielo y una emoción colectiva que se convirtió en lágrimas: “los brasileros jamás olvidaremos la forma en que los colombianos sintieron como suyo el terrible desastre que interrumpió el sueño del heroico Chapecoense”.
La frase la pronunció José Serra, ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, ante un Atanasio Girardot colmado por una marea blanca que aplaudió al unísono y que entonó cánticos futboleros para despedir, como si los conociera de toda la vida, a las víctimas de la tragedia más mortífera registrada en el fútbol de alta competencia.
El canciller lloró de gratitud ese miércoles 30 noviembre y muchos colombianos, dentro y fuera del estadio, lo abrazaron y también lloraron....
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