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La historia de cómo una “vía láctea” salvó la patria en Yarumal

Un derrumbe aisló al corregimiento más lechero del pueblo, pero los campesinos se ingeniaron una solución.

  • Como la vía de comunicación no permite el paso de camiones, los campesinos se idearon su propio ducto. FOTO juan antonio sánchez
    Como la vía de comunicación no permite el paso de camiones, los campesinos se idearon su propio ducto. FOTO juan antonio sánchez
  • El río se abrió paso por encima de la tierra. Los ingenieros aún no habían hecho intervenciones. FOTO Juan antonio sánchez
    El río se abrió paso por encima de la tierra. Los ingenieros aún no habían hecho intervenciones. FOTO Juan antonio sánchez
La historia de cómo una ‘vía láctea’ salvó la patria en Yarumal
08 de octubre de 2020
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El silencio grita en ese cañón oscuro donde hace 200 años se libró el combate definitivo por la independencia de Colombia. Lo único que se escucha es el río San Julián que contra cualquier pronóstico se abrió paso dentro del deslizamiento que taponó la carretera que conduce al corregimiento de Cedeño, municipio de Yarumal, en el Norte de Antioquia. La montaña está herida, parece a lo lejos una cicatriz abierta con ese color rojizo de la tierra removida.

El derrumbe, ocurrido el pasado viernes 2 de octubre a las 10:30 a.m., atrapó al labriego Reinaldo Antonio Uribe, habitante de la vereda La Torre, quien en ese momento cruzaba en busca de combustible para alimentar una máquina. La tierra represó el cauce del río y taponó 150 metros de la vía de acceso a Cedeño, el corregimiento más productivo de Yarumal, donde viven al menos 5.000 personas.

Cuenta Medardo Fernández, campesino de la zona y amigo de Reinaldo, que el estruendo fue el de una bomba. “Sonó como un trueno muy fuerte. Le pudo pasar a cualquiera de nosotros, él estuvo de malas”, añade.

El bus que sale de Yarumal había pasado tres horas antes. “Imagínese la tragedia que estuviéramos viviendo”, dice, mientras lamenta la suerte de su excompañero de trabajo.

Según el concepto técnico emitido por el Departamento Administrativo del Sistema para la Prevención, Atención y Recuperación de Desastres de Antioquia (Dapard), el material desprendido se clasifica como suelo residual de composición arenosa, suelto y saturado. El riesgo inicial de avalancha fue superado porque el río, como casi siempre ocurre con la vida misma, se abrió camino a pesar de las trabas.

Ingenieros civiles, geólogos y geotecnistas del Dapard visitaron la zona el fin de semana para evaluar el movimiento en masa. La recomendación que emitieron fue no intervenir el terreno porque todavía presenta inestabilidad y se podría generar una nueva emergencia.

Sin embargo, el cuerpo de bomberos de Yarumal adelanta labores desde el martes con una máquina para rescatar a Reinaldo, de quien dependían su esposa y una hija de cuatro meses.

La unión hace la fuerza

Pese a que la panela y la explotación de talco ocupan a los habitantes de la zona, la actividad productiva por excelencia es la lechería. El derrumbe no solo taponó la principal vía de acceso a Cedeño y a las veredas del norte de Campamento, sino que bloqueó la salida de las cosechas y de la leche.

La comunidad apeló entonces a la carretera de Minavieja, construida a empellones en 1999 sin permisos ambientales, pero por donde solo pueden transitar vehículos pequeños.

La alcaldía envió la maquinaria disponible para ayudar a los conductores atascados, poner material en los pasos borrascosos y tender un corredor humanitario para garantizar el abastecimiento de alimentos, medicamentos y sacar, a cuenta gotas, las cosechas.

Pero sin paso de carrotanques no había cómo sacar la leche. La solución se proyectó en forma de vía láctea. La alcaldía declaró la urgencia manifiesta el lunes y, a pedido de la comunidad, compró 30 rollos de manguera de pulgada y media, cada uno de 100 metros.

Mauricio Restrepo, secretario de Gobierno de Yarumal, cuenta que la orden de compra por $14’300.000 se despachó de inmediato y el martes a las 7:00 a.m. comenzó el montaje.

Al menos 60 campesinos prestaron sus manos para hacer realidad una propuesta que pocos veían viable. “Muchos dijeron que no perdieran el tiempo con esos inventos”, anota Darío García, finquero de El Hormiguero, el sector situado justo al frente del derrumbe.

La mitad del pelotón se fue hasta El Anime, el punto más alto de la montaña y hasta donde llegan los dos carrotanques que se quedaron atrapados en Cedeño. La otra mitad comenzó a empalmar los rollos hasta que los dos grupos se encontraron a media loma.

El trasbordo fue impulsado con una motobomba desde El Hormiguero aunque el primer viaje se interrumpió a marchas forzadas porque uno de los empates no aguantó la presión. Se derramaron 3.000 litros de leche aunque más se perdió en el derrumbe.

Rayadas las 7:00 p.m. terminó el bombeo de 40.000 litros de leche que estaban represados. Hubo fiesta y algarabía. “La gente se puso muy contenta porque la pérdida era enorme”, cuenta Darío.

A la espera de que rescaten a Reinaldo, de que la montaña se estabilice y haya aval para intervenir la vía, los lecheros de Cedeño y de las veredas de Campamento seguirán apelando a la vía láctea para salir a su espacio exterior.

No hay otro camino, por ahora, en medio de ese cañón oscuro del San Julián donde el silencio pasa gritando .

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