Cuando las autoridades llegaron el pasado sábado 22 de noviembre hasta un hotel en Yarumal lo primero que escucharon fueron los gritos y el llanto de los niños. El lugar fue completamente acordonado por hombres de inteligencia militar del Gaula, el ICBF, agentes de Migración Colombia y el apoyo de uniformados de la Cuarta Brigada. Uno a uno, fueron rescatando y sacando del lugar a los niños que encontraron, 17 en total, que se encontraban bajo poder de nueve adultos integrantes de la secta judía ultraortodoxa Lev Tahor.
Fue el angustioso pedido de un tío de uno de los menores el que permitió detectar el movimiento de la peligrosa secta en Colombia. Lev Tahor enfrenta cientos de denuncias en varios países por trata de personas, abuso sexual, explotación sexual infantil, pornografía infantil, tratos esclavizantes, matrimonio forzado entre menores, embarazo forzado, solo por mencionar algunos casos. Por eso, tras conocer que su sobrino había sido integrado a esta secta por parte de sus padres, el tío de uno de estos niños en Estados Unidos solicitó a la justicia la custodia del menor de edad y se la otorgaron. Tras esto, activó de inmediato con las agencias internacionales la circular de búsqueda del menor. Esta fue la que se activó en el sistema de Migración Colombia cuando empezó el ingreso de los integrantes de esta secta que no llegaron juntos.
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Las autoridades señalaron que los nueve adultos con los 17 menores de edad ingresaron en dos vuelos, entre el 22 y el 23 de octubre, desde Nueva York. Del lapso entre los días que ingresaron hasta el momento de su hallazgo en el hotel en Yarumal, las autoridades no entregaron mayores detalles. Pero lo que sí se sabe es que el hotel en el que se encontraban estaba operando de manera irregular. La administración del lugar lo mantenía abierto, según señalaron las autoridades, sin mantener control ni registro de ningún tipo. De haberlo hecho, se habrían percatado de la irregularidad que presentaban cinco menores de edad, que tenían orden de búsqueda de la Interpol como víctimas de secuestro y trata de personas y que llevaban al menos un mes reportados como desaparecidos.
Pero, ¿qué hacían en Antioquia, y concretamente en el Norte del departamento? La inquietante respuesta, según a directora de Migración Colombia, Gloria Esperanza Arriero, es que la peligrosa secta expulsada de varios países por sus crímenes tenía todo planeado para asentarse en territorio antioqueño.
Según Arriero, los indicios que tienen las autoridades colombianas es que los nueve adultos estarían pensando en alquilar una finca en esa región del departamento y allí comenzar a recibir posiblemente a los demás integrantes en un intento por convertir al Norte de Antioquia en su nueva base de operaciones tras huir de la justicia de varios países. “Pretendían establecerse para seguir con su proceso interno: matrimonios entre jóvenes de la misma comunidad, algunos desde los 12 o 13 años, y promover que tengan muchos hijos”, explicó la directora.
Los menores de edad provienen de Canadá, Estados Unidos y Guatemala, justamente los países que persiguen a Lev Tahor y a sus principales responsables por varios crímenes graves. De hecho, en diciembre de 2024, 160 niños que estaban bajo el poder de la secta judía ultraortodoxa fueron rescatados en Guatemala y varios de los integrantes fueron capturados para responder por trata de personas, matrimonio forzado entre menores y embarazo forzado.
Así, con su expulsión y persecución en Guatemala, Lev Tahor continuó con una larga lista de pugnas con varios países que incluyen, además de los mencionados, Israel y México, donde también su actividad ha sido abiertamente rechazada.
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