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¿En qué va la solución del Bazar de los Puentes?

La administración dice que “no pasará de agache” ante este problema

que ya ajusta más de seis años de espera para los vendedores.

  • En esta calle se consigue ropa por $10.000, televisores u ollas ofrecidos por los venteros. También se comercializan herramientas viejas y repuestos de electrodomésticos. FOTO Manuel saldarriaga.
    En esta calle se consigue ropa por $10.000, televisores u ollas ofrecidos por los venteros. También se comercializan herramientas viejas y repuestos de electrodomésticos. FOTO Manuel saldarriaga.
23 de octubre de 2020
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Mucha agua ha corrido e incontables veces ha salido el sol desde que los venteros del Bazar de los Puentes, un sitio que contaba con 403 locales de los que el mismo número de familias derivaban su sustento, fue desalojado por las autoridades policiales.

La evacuación, sucedida ejunio de 2014, parece historia patria ante los seis años en que, sin otro espacio para ofrecer sus productos, llevan enfrentando a la intemperie los antiguos comerciantes. El operativo desmontó las plataformas A y B que quedan sobre el deprimido de la avenida Oriental. La explicación: el sitio se había convertido en una ‘olla de vicio’, cuenta la Policía. En aquella ocasión, fueron detenidas 30 personas por expendio de drogas, aunque no hubo incautación de alucinógenos.

Otra mirada tiene Octavio Valencia, ventero del sector, “Mentiras, ¿cuánta droga incautaron? Solo detuvieron a diez jíbaros”, dice. Luego los comerciantes definieron tender plásticos y lonas para montar sus negocios en la calle. “Algunos compañeros han muerto acá, se han enfermado por el humo de los carros”, expresa Jorge Alonso Uribe, uno de los comerciantes.

Liderando la solución para el tema está Yomar Benítez, subsecretario de Espacio Público de Medellín. “Es un problema histórico. Allí hay desigualdad, deterioro ambiental. Pero este gobierno no va a pasar de agache”. Por eso, dice el funcionario, hay que darle una solución rápida a las más de 450 familias que viven de ese comercio.

La administración anterior, precisa Benítez, tenía los diseños para construir el nuevo bazar, pero por temas de detalles y presupuesto, fueron replanteados. Uno de los problemas fue que los módulos que pensaban hacerse para los venteros eran de un metal muy pesado y no se consideró que las plataformas estuvieran sobre un deprimido.

Benítez explica que ya hay nuevas ideas y diseños previos de lo que sería el nuevo bazar. En total serán transformados 6.000 metros de las plataformas. “Podemos construir los módulos el otro año”, enfatiza el subsecretario.

¿Un lugar turístico?

Dentro de las ideas de la alcaldía está que el sitio se convierta en referente de la ciudad. “En Europa los mercados populares son turísticos y la gente los visita. ¿Por qué no hacer lo mismo?”, propone el subsecretario.

El ventero Uribe es escéptico: “No creo que se vuelva algo turístico. El gobierno sabe que somos un lunar, que afeamos la ciudad”. Esa idea, precisamente, es la que Benítez quiere erradicar: “El problema no son ellos, el problema es que la ciudad les ha dado la espalda. Ahora vamos a ayudarlos”, responde.

No obstante, para Juan Sebastián Bustamante, coordinador de proyectos del Centro de Estudios Urbanos y Ambientales de Eafit, es importante recuperar este espacio. Desde su perspectiva, puede ser un punto turístico sacando ventaja de su cercanía con el Museo de Antioquia, el Parque Norte y el Jardín Botánico. Sin embargo, cree que si la intervención se hace solo en el Bazar será insuficiente. “Hay que tener en cuenta que es un sector deteriorado. Habría que mejorar viviendas y el mobiliario urbano,”, opina el experto.

Otro asunto preocupa a los venteros: cada día llegan nuevas personas a vender en el sector. Esa inquietud la tiene Fernando Rivera, quien desde hace 20 años vende juguetes en la calle. “Nos sacaron del Bazar y acá estamos esperando la reubicación. Pero esto se salió de las manos. Antes éramos 400, hoy somos como mil. ¿Cómo nos van a acomodar?”, se pregunta.

Benítez da un parte de tranquilidad: “Estamos haciendo estudios. Los más vulnerables y tradicionales pasarán a los nuevos módulos. Los que no puedan acceder serán reubicados en otro lado y ayudados por la Alcaldía”.

Pero mientras se hace realidad el sueño del bazar, Rivera tendrá que seguir escondiendo los juguetes que vende cada vez que se afloja un aguacero.

450
familias, según la Alcaldía de Medellín, viven del comercio informal en el sector.

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