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Al principio solo estaba el lago. A su vera, en la década del 50, las familias compartían y pasaban la tarde. En 1964, el Municipio adquirió el predio, de 2.000 metros cuadrados, y en 1969 comenzó la construcción del parque. Cinco años después, en 1974, la obra estaba lista. Entonces, la gente conoció las sillas voladoras y los carritos chocones. El lugar fue frecuentado de generación en generación, convirtiéndose en referente de la ciudad. Pero, en 2020, cayó la pandemia y el parque cerró sus puertas. Desde entonces vive una crisis de la que no ha podido reponerse.
Esa es, muy resumida, la historia del Parque Norte. En febrero, el secretario de Gobierno de Medellín, Esteban Restrepo, reveló que Metroparques, la empresa que lo administra, al igual que al Aeroparque Juan Pablo II, dejó de percibir $18.500 millones en 2020. Esto, explicado por la falta de visitantes. Ambos espacios cerraron sus puertas en marzo del año pasado con el inicio de la cuarentena.
El Parque Norte reabrió el 24 de septiembre de 2020. El Aeroparque, en cambio, tuvo que esperar hasta el pasado 13 de marzo para recibir público de nuevo. María Eugenia Domínguez, gerente de Metroparques, precisó que esa baja de visitantes desencadenó una pérdida operacional de caja de $12.500 millones. A esa suma se agregan los $6.000 millones que la compañía tenía en deudas. De esa manera se alcanzan los $18.500 millones mencionados por el secretario de Gobierno.
Hay que recordar que Metroparques es una de las 36 entidades que forman el conglomerado público de Medellín. Tampoco fue la única que perdió plata en 2020. Ese año, según la propia Alcaldía, Plaza Mayor dejó de percibir $12.000 millones. El Parque Arví, por su parte, pasó de recibir 1.024.832 visitantes en 2019 a 469.165 en 2020, lo que provocó pérdidas por $684 millones.
El centro de la polémica es que Metroparques, que desde 1982 se dedicaba a la administración de los parques y ejerce como operador logístico, pasó también a ejecutar tareas ambientales como poda y mantenimiento de jardines. En ese sentido, la entidad suscribió el convenio interadministrativo 4600087446 (por $5.200 millones) con la Secretaría de Infraestructura Física de Medellín para gestionar “el establecimiento y manejo de zonas verdes”.
A su vez, Metroparques subcontrató a la Reforestadora El Líbano S.A. S, por medio de un contrato por $3.900 millones, para esa labor de jardinería.
Esa decisión afectó, de carambola, al Jardín Botánico. Esa empresa era la encargada de desempeñar las labores para las que se contrató a Metroparques. Claudia García, directora del Botánico, ha dicho que las ganancias de la entidad dependían en un 65 % de los convenios con la alcaldía.
Este año se pactaron $10.200 millones para la jardinería de la ciudad: $5.000 fueron para el Jardín y $5.200 para Metroparques. Pese a eso, las quejas ciudadanas sobre el estado de las zonas verdes son constantes. Eso se explica, en parte, por la demora para iniciar el contrato con el Jardín Botánico, que fue anunciado en febrero y apenas comenzó a ejecutarse el 28 de junio.
También se ha cuestionado la idoneidad de Metroparques en la jardinería. La entidad se defendió argumentando la siembra de 4.600 árboles y el mantenimiento de 70.000 metros de jardines.
Daniel Carvalho, concejal de Medellín, indicó que, por la subcontratación, Metroparques apenas recibió $337 millones. Es decir, a eso se limitaron las ganancias.
Daniel Duque, otro concejal que le ha hecho seguimiento al tema, cuestionó la utilidad del referido contrato, que cumplió su plazo el pasado 11 de junio.
Consultada al respecto, la gerente de Metroparques indicó que la ampliación del objeto social está sincronizada con el Plan de Desarrollo 2020-2023 de Medellín y su idea de construir una “ecociudad”. Según la funcionaria, la entrada a los nuevos negocios generará ingresos por $3.789 millones. Eso, a su parecer, justifica el cambio en el objeto social. Añadió que con esto se contribuye “a mantener la biodiversidad que tanto caracteriza esta región y a su vez creamos conciencia en los ciudadanos del cuidado que se le debe dar a estos lugares (Atanasio Girardot, Unidad Deportiva de Belén”.
Según la gerente, la crisis financiera de la entidad será solventada gracias a esas nuevas líneas de negocio. A ellas, precisó, se suma el alquiler de espacios para eventos, alianzas comerciales y el crecimiento de visitas a los parques. EL COLOMBIANO indagó por la afluencia de público a las instalaciones administradas por Metroparques, sin embargo, no recibió cifras consolidadas por parte de la entidad.
Sin embargo, para el urbanista es importante que se hagan mayores inversiones en el Parque Norte: “Hace falta más inversión, que se convierta en un lugar de mejor acceso para las clases populares, que son las que a fin de cuentas lo utilizan. Además, queda faltando más arbolado, que se cuiden mejor las zonas verdes”.
En un recorrido por el Aeroparque y el Norte pueden verse las heridas dejadas por la pandemia. Sobre la carrera 70, Ruby Hincapié vende vestidos de baño, flotadores, chanclas y demás artículos desde hace 20 años. Su labor ha sido, desde que llegó al sector, proveer de estos servicios a los visitantes del Aeroparque. “El parque apenas lo abrieron hace cuatro meses. Me quedé sin nada qué hacer y tuve que salir a vender tapabocas en la calle. Ahora está volviendo la gente, está comenzando la reapertura”, dijo la mujer.
La situación tampoco es fácil dentro del parque. Blanca Ocampo trabaja en la única cafetería que, aparte de la de Metroparques, está prestando servicio. Las demás están cerradas, con las persianas abajo. “En la reapertura del parque nos fue muy bien. Pero, con el tiempo, disminuyó la gente. La reactivación ha sido muy lenta. Hay días que, como hoy, no vendemos nada”, dijo.
Frente a la recuperación, Ocampo es poco optimista: “Hay que seguir, creer en que vamos a salir adelante. Lo único que podemos pensar es que peor estábamos antes, cuando el parque estaba cerrado”.
Mientras tanto, en el Parque Norte, uno de los operarios de una atracción se quejaba de la ausencia de público. Es un hombre joven que no quiso revelar su nombre. No obstante, advirtió que estuvo ocho meses sin contrato con Metroparques y que, a consecuencia de eso, tuvo que irse a trabajar en minería en un pueblo. “En la temporada de vacaciones tuvimos buen aforo, aunque ha bajado mucho en los últimos días. Hay muy poco personal. Por ejemplo, hay simuladores que no funcionan por falta de trabajadores. Han venido contratando, pero toda va muy lento”, reconoció.
El operario añadió que las protestas, que han tenido su epicentro en esa zona de la ciudad, han obligado el desalojo del parque en dos ocasiones. Para rematar, como un tema suelto, dijo que el cambio de personal es constante y se hacen revolcones fuertes “cada que llega una nueva administración”.
Junto al lago del Parque Norte, en cuyas aguas crecen tilapias negras, Carlos Honorio Bedoya, un visitante, hacía un picnic con su pareja: “Conocí el parque cuando era un niño y mi papá me traía. Quiero hacer un llamado a la gente para que lo visite de nuevo. Este es un oasis en la ciudad, un lugar grato para divertirse sanamente”.
Según la administración, los parques respetan todas las medidas de bioseguridad. En el Parque Norte, por ejemplo, se desinfectan todas las atracciones entre las 12:15 y la 1:00 pm.
Solo el año pasado, 40 parques de diversiones tuvieron que cerrar sus puertas de manera definitiva en el país. La cifra la entregó Ángela Díaz, presidenta de la Asociación Colombiana de Atracciones y Parques de Diversiones (Acolap). Esa agremiación reúne a 180 establecimientos en el país. “Apenas en septiembre comenzó la reapertura, pero fue muy lenta. En diciembre (de 2020) contábamos ya con una operación del 60 %, lo que nos animó sobre 2021. Sin embargo, las ilusiones se desvanecieron muy rápido por las medidas restrictivas de este año. Eso fue un desastre para el sector”, precisó Díaz.
Las cifras de 2020 son contundentes: se perdió el 50 % de empleos y las ganancias se redujeron al 70 %. En mayo pasado, según la presidenta, comenzó una nueva reapertura que ha contribuido a recuperar cerca del 30 % de los puestos de trabajo perdidos: “Los parques, más que un servicio de recreación, prestan uno de bienestar y salud emocional para las personas. Aguantamos lo que queda de 2021 y esperamos la recuperación en 2022. Solo para 2023 podríamos llegar a niveles de antes de la pandemia”