Capacitados para servir

Danielle Navarro Bohórquez  
Guía del Programa de Visitantes Conozcamos EL COLOMBIANO 

Prensa Escuela EL COLOMBIANO

Ya voy a ajustar un año de ser guía en el programa de visitantes “Conozcamos El Colombiano” y aún siento el mismo susto que tuve la primera vez que hice un recorrido. El pasado jueves 18 de marzo, además de ese “susto”, me sentía enferma, tenía escalofrío, mareo y un leve resfriado, pues había llovido por esos días y la noche anterior me había mojado mucho.

Para ese jueves tenía programado un recorrido a las dos de la tarde. Siempre suelo preguntar qué tipo de grupo es con el fin de saber qué parte del guion debo estudiar más o cómo debo preparar la visita; sin embargo, esa vez no tenía la menor idea de quiénes serían los visitantes.

Durante la mañana estuve tratando de comunicarme con Mónica, la coordinadora del programa de Visitantes, con el fin de pedirle un reemplazo para ese día; realmente me sentía indispuesta.

No pude contactarla y tampoco logré convencer a ninguno de los otros guías de que me reemplazara, por lo tanto, a la una de la tarde tomé el bus desde la Universidad EAFIT para ir a El Colombiano.

A esa hora normalmente no vienen colegios. No vienen niños, ni jóvenes adolescentes. No, esa es la hora favorita de los universitarios. Debo confesar que estos son los grupos que más me producen ese “susto”, en especial los de carreras de Ingeniería, porque suelen preguntar tecnicismos de máquinas y energía que desconozco.

Pero ese día, a las dos de la tarde, no venía precisamente un grupo de estudiantes interesados en asuntos técnicos de las máquinas, ni en las políticas de calidad de la empresa, ni en cuánta energía consumen la Manroland y la Goss Metro Liner, ni en por qué la rotativa está ubicada de esa manera y no de otra, ni en cuántos periódicos salen con cada rollo de una tonelada de papel.

No. Ese día, un poco pasada la hora acordada, un grupo de aproximadamente veinte personas de ojos rasgados y cabello muy liso se asomó a las instalaciones del Grupo Editorial El Colombiano: eran jóvenes de la Fundación Luisa Fernanda para niños con Síndrome de Down.

Puede parecer forzado y exagerado lo que voy a decir a continuación, pero no miento: realmente, el malestar que tenía se me quitó y una inmensa alegría reemplazó esa incómoda sensación que pensé que me iba a impedir disfrutar el recorrido.

Con quien primero sentí empatía fue con Melisa, una mujer hermosa, hermosa,hermosa, quien desde que dijimos que separaríamos el grupo en dos –uno con la guía Laura García, el otro conmigo- dijo que quería estar en el mío. Su piel, muy blanca; su cabello, negro y muy liso, de apariencia tan suave como la de una seda. Tenía unos ojos rasgados y coquetos que a veces miraban perdidos a ninguna parte, pero siempre con una sonrisa suspicaz, de esas que esbozamos las mujeres cuando tenemos un propósito en la mente.

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Foto tomada por: Laura Marcela Palacios Muñoz

Melisa me presentó a su novio, Daniel, un joven también de piel muy blanca que contrastaba con su cabello negro, tan liso y suave como el de su novia. Sus anteojos negros y de marco grueso cubrían un poco sus ojos también rasgados, y su sonrisa, como la de Melisa, también tenía vestigios de una sutil coquetería.

Los dos me cogieron la mano y caminamos con el resto del grupo hacia el Linotipo, esa primera máquina, enorme, con la cual hace 103 años se construían los textos que se publicaban en el periódico.

Diez jóvenes de la Fundación Luisa Fernanda iban conmigo. Recuerdo mucho a Laura, con su mirada perdida; a Frank, con su distracción permanente; a Diego, con su atención y concentración constantes; y a una pequeña, de quien no recuerdo su nombre, que todo el recorrido me cogió la mano y me miraba atenta, muy atenta, y respondía acertadamente a algunas de las preguntas que les hacía a todos.

Empecé a contarles la historia y todos me miraban como si estuvieran muy interesados. Repetimos juntos varias veces la palabra Lino-tipo, con varios acentos, entonaciones y separaciones de sílabas, de manera que ellos pudieran recordarlo. Sin embargo, cuando pasamos a la prensa, esa palabra “linotipo” que suele ser tan difícil de aprender para gran parte de los grupos, efectivamente, se les había olvidado. La repetimos de nuevo: “Lino – tipo”, y lo mismo con “pren-sa”. Así, muy despacio, por sílabas y con algo de música.

Yo les hablaba y les hablaba; ellos me miraban y me miraban. A cualquier pregunta que les hacía me respondían “sííí”, con un acento prolongado, o simplemente guardaban silencio.

Ante esta última expresión me di cuenta de que debía cambiar la manera de contarles esta historia. Me acordé de Deisy Barbosa y de María Cristina Muñoz, quienes nos capacitaron para orientar visitas de personas con algún tipo de discapacidad.

Todos los guías estamos capacitados para prestar este servicio, no obstante, ese día pensé que más bien son ellos quienes nos lo ofrecen a nosotros: terapias de alegría, de risa y un fuerte entrenamiento de la paciencia. En mi caso particular, la terapia fue tan efectiva que por una hora y media el malestar de la gripa que me estaba dando desapareció por completo.

Para explicarles lo que sucede en la sala de redacción, hicimos de cuenta que Melissa coordinaba las revistas; Diego, la sección de deportes; Laura, la de Tendencias, y así, entre todos, “construimos el periódico”.

Cuando entramos a la zona de producción, la rotativa Goss Metro Liner estaba funcionando. Ellos miraban atentos mientras yo les contaba historias que se perdían en medio del ruido de esta zona. Luego hablamos sobre las tintas, les conté que antes, hace 103 años, en el periódico solo podían verse letras negras, y que ahora, para poder ver todos los colores del mundo en el papel, combinábamos el amarillo, el azul, el rojo y el negro.

Entonces, ¿para qué creen que sirve la tinta? —Les pregunté.

Todos me miraban fijamente esperando a que yo respondiera, pero ninguno decía nada.

Entonces, ¿para qué creen que sirve la tinta? —Les pregunté de nuevo.

Silencio, silencio, silencio. Silencio en medio del ruido de las máquinas. Era como si las historias que les contaba fueran solo ondas acústicas que rebotaban en sus oídos. Hasta que de pronto, la joven que nunca me soltó la mano dijo, casi entre dientes y sin mirar a nadie: “color”.

¿Cómo dijiste? —Le pregunté entusiasmada.

¡Color! Dijo ella con un poco más de volumen.

¡Color! Eso es, le dije, y ella se emocionó por haber sido la única que había respondido.

Por un momento me llegué a sentir discapacitada para guiar la visita. Sentía que hablaba enredado, que no me hacía entender y que no estaba preparada para dirigirme a un público tan exigente. Sentía que eran ellos quienes me estaban dando una lección, como dije ahora: “terapias de alegría, de risa y un fuerte entrenamiento de la paciencia”.

El Síndrome de Down resulta de una combinación cromosómica distinta de la nuestra, generalmente, cuando hay una copia extra del cromosoma 21. Causa problemas con la formación del cuerpo y el cerebro, y es por esta razón que las personas con Síndrome de Down presentan una discapacidad intelectual que hace lento su aprendizaje.

El pasado sábado 21 de marzo se celebró el 10º aniversario del Día Mundial del Síndrome de Down. El tema de este año: «Mis oportunidades, mis opciones. Disfrutar de plena igualdad de derechos y el papel de las familias».

Creo que la visita de la Fundación Luisa Fernanda al Periódico El Colombiano fue una especie de celebración por este día, puesto que es una linda oportunidad para ellos de vivir experiencias ajenas a lo cotidiano.

El recorrido fue muy corto y la experiencia muy grande. Aún guardo en mi mente la sonrisa de Melisa, el rostro de Daniel, la mirada perdida de Laura, la distracción permanente de Frank, la concentración y atención de Diego y la mano cariñosa de esa chica morena que no quiso soltar la mía.

Cuando los niños de la Fundación Luisa Fernanda partieron, volví a sentir el malestar de la gripa; sin embargo, me acompañaba una sensación de inmensa alegría.

“No hay enseñanza sin investigación, ni investigación sin enseñanza”, Paulo Freire

XIV Jornadas del Maestro Investigador

Laura Marcela Palacios Muñoz
Aprendiz de Comunicaciones
Prensa Escuela EL COLOMBIANO

Este 26, 27 y 28 de marzo, se realizarán las XIV Jornadas y el II Congreso Internacional del Maestro Investigador , en la Universidad Pontificia BolivarianaPrensa Escuela EL COLOMBIANO le extiende la invitación a participar de este espacio de formación que busca generar un proceso de diálogo y reflexión a partir de las experiencias  y productos de investigación liderados por docentes e investigadores de este campo del conocimiento.

Aquí podrá conocer toda la programación que durante estos tres días abordará temáticas como la responsabilidad social y ética en la investigación educativa, la incorporación de las TIC como herramienta pedagógica y la educación intercultural.

Cuadro de texto Freire

 

Tres invitados internacionales harán parte del equipo de investigadores y maestros encargados de orientar el encuentro: 

Daniel H. Suárez, argentino, doctor en Ciencias de la Educación y autor de una de las investigaciones cualitativas que busca dar aportes para la formación y el desarrollo de los docentes; Adolfo Estalella, español y antropólogo, quien investiga las transformaciones urbanas operadas por iniciativas artísticas/activistas y las innovaciones metodológicas de las ciencias sociales y  el profesor de la UPB,  Óscar Hincapié Grisales, quien adelanta investigaciones dedicadas a la écfrasis de una crónica de Indias inédita y a los cuentos pintados y morales de Rafael Pombo.

Dando clic aquí podrá consultar el proceso de inscripción y hacer parte de este evento de reflexión y diálogo. Recuerde que el conocimiento le sirve al mundo en la medida en que es compartido.

XIV Jornadas

 

 

 

 

 

 

Los maestros conocieron el alma de Prensa Escuela

Laura Marcela Palacios Muñoz
Aprendiz de Comunicaciones
Prensa Escuela EL COLOMBIANO

Un total de 100 maestros participaron de los talleres de inducción a Prensa Escuela, que se realizaron los días 13,20, 27 de febrero, y 6 de marzo, con el objetivo de presentar el programa y de explorar el periódico como recurso didáctico.

Prensa Escuela EL COLOMBIANO

“No hay fórmula mágica para usar el periódico. El periódico es una inspiración”. Esas fueron las palabras de la tallerista, María Cristina Muñoz, cuando los maestros le pidieron detalles y pasos para hacer que niños y jóvenes se interesaran por la prensa.

La maestra, Paula Andrea Trujillo, le regaló este acróstico al programa durante uno de los talleres de inducción

La maestra, Paula Andrea Trujillo, le regaló este acróstico al programa, durante uno de los talleres de inducción. Agradecemos a esta docente por su palabras.

Y es que solo basta con abrirle el corazón al periódico para que las ideas y la creatividad emprendan vuelo, así lo demostraron los docentes en los encuentros. Se trata de pasar las páginas y de ver la prensa con ojos nuevos.

Con una intención diferente, cada docente revisó la prensa como recurso didáctico: para investigar, crear, informar y entretener a partir de los contenidos.

Y solo bastaron minutos para que la lluvia de ideas cayera sobre estos maestros que compartieron y crearon sus propias estrategias para atraer la atención de sus estudiantes.

El encuentro permitió, además, darle la bienvenida a Instituciones Educativas que por primera vez trabajarán con Prensa Escuela, o a maestros que son nuevos en el liderazgo del programa.

Y por supuesto, para escuchar sus expectativas, necesidades y aprendizajes en torno a este primer acercamiento con el alma y la esencia de Prensa Escuela.

En este video podrá conocer las experiencias significativas que dejaron estos eventos de formación.

Le recordamos que el blog de Prensa Escuela es un espacio abierto de participación, en el que se puede compartir el conocimiento para construir una verdadera red de aprendizaje. 

 

10 enseñanzas para la vida, un legado de Nicanor Restrepo

Laura Marcela Palacios Muñoz
Aprendiz de Comunicaciones
Prensa Escuela EL COLOMBIANO

Varias páginas del periódico El Colombiano del lunes 16 de marzo estuvieron dedicadas a homenajear al llamado “empresario modelo de Colombia”, Nicanor Restrepo, fallecido el sábado 14 de marzo de 2015.

Y aunque fueron muchas las letras en su honor, Prensa Escuela se detiene sobre la columna de opinión “Las enseñanza del DR. Nicanor” que resume el legado de este hombre ejemplar, escrita por Lina Vélez de  Nichoolls, actual presidenta de la Cámara de Comercio de Medellín.

10 enseñanzas para la vida, amparadas bajo las convicciones de humanidad y ética, conforman este texto de opinión que dan fe de la huella imborrable que Nicanor Restrepo ha dejado en los ciudadanos, hoy responsables, como lo afirma Lina Vélez, de transmitir estas enseñanzas.

Lo invitamos a leer y a comprender el legado de un hombre quien, con su ejemplo, puede orientarlo en la tarea de formar a niños y jóvenes.

Nota: la imagen publicada es una ilustración hecha por Esteban París, de El Colombiano.

 Columna de opinión: “Las enseñanzas del DR. Nicanor

Charlot, un siglo de humanismo y humor

Charlot Chaplin El Colombiano

Laura Marcela Palacios Muñoz
Aprendiz de Comunicaciones
Prensa Escuela EL COLOMBIANO

Charlot, personaje vagabundo de Charles Chaplin, tiene cien años y es uno de los más icónicos de la historia del cine.  El periódico EL COLOMBIANO, en su edición del 10 de marzo de 2015, recuerda su ingenuidad, su buen corazón y los detalles más entrañables de su infancia.

Prensa Escuela EL COLOMBIANO lo invita a leer la reseña “Charlot y su pobreza decente” escrita por el periodista John Saldarriaga y a dejarse cautivar por el humanismo y humor de este personaje, un vagabundo que hizo historia después de hacer una lectura crítica de la realidad basada en vivencias cotidianas, en medio del oscuro panorama de dos guerras mundiales.

Con algunas anécdotas descritas por Sidney, hermano de este genio del cine, queda demostrado porqué Charlot estaba respaldado en lo que Chaplin pensaba del mundo, siendo este ícono una representación de las vivencias e ideologías del actor.

Hoy, Charlot representa la inspiración de chicos y grandes que con creatividad, sensibilidad, criterio y respeto, asumen y transmiten su postura respecto al entorno que los rodea.

Chaplin deja con su personaje, grandes enseñanzas para todos: comunicar sin dañar,  informar sin irrespetar y divertir sin banalizar. Razones suficientes para invitar este personaje a las clases de artes y ciencias sociales, por ejemplo.