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En una inspección oficial realizada en 2017 a una veterinaria donde criaban perros de raza en el sur de Bogotá, las autoridades sanitarias del Distrito se percataron no solo del hacinamiento, sino de las malas condiciones en general en que mantenían a los animales.
En un espacio reducido había 44 canes, desde cachorros hasta adultos y de razas como west highland, white terrier, yorkshire terrier, shih tzu, pomerania, pinscher y french poodle. Y sufrían de manera injustificada porque carecían incluso de agua y comida.
Como consecuencia, muchos tenían baja talla y problemas de salud que se notaban en el estado de la piel, la desnutrición y problemas en los ojos y los dientes.
El caso desencadenó en una denuncia penal que culminó recientemente con un fallo de primera instancia en el que un juez de la capital de la República condenó al dueño del establecimiento, José Segundo Gabriel Bermúdez, por maltrato animal.
Su sentencia son 12 meses de cárcel, inhabilidad para tener animales por un lapso igual y una multa de cinco salarios mínimos, aunque el caso aún tiene apelación.