Después de haber aterrizado a Colombia este martes, el exjefe paramilitar, Salvatore Mancuso fue trasladado en helicóptero a la cárcel de máxima seguridad de Bogotá La Picota, donde permanecerá tras ser notificado de una de las 57 órdenes de captura que tiene en su contra por los crímenes cometidos cuando estaba al mando de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Según las autoridades, partieron con Mancuso a eso de las 7:00 de la noche de este martes 27 de febrero para recluirlo en el pabellón de máxima seguridad de esa prisión, mientras avanza su proceso con la justicia en el país.
El exjefe paramilitar fue trasladado en un helicóptero Black Hawk de la Policía Nacional que salió desde la base de Antinarcóticos en la ciudad de Bogotá.
A su llegada al país, sobre las 2:00 de la tarde de este martes 27 de febrero, el excomandante paramilitar, fue notificado sobre los procesos que deberá enfrentar en el país: desapariciones, homicidio, reclutamiento forzado, violencia basada en el género, desplazamiento, entre otros. Así mismo, se enfrenta a una pena de 40 años de prisión por crímenes cometidos antes de acogerse a la Ley de Justicia y Paz en el año 2004.
Mancuso, que llegó a Colombia junto con otro 108 migrantes deportados, contará con seguridad especial tanto en su lugar de reclusión como en las tareas, diligencias, actividades y viajes que realizará como gestor de paz; de hecho el expara podrá recuperar por algún periodo su libertad para hacer los acercamientos con grupos ilegales herederos del paramilitarismo.
La entrada de Mancuso a la Picota se constituye en un hecho de gran trascendencia nacional, es la primera vez, desde hace más de 16 años, que el líder de las autodefensas hablará de sus acciones criminales y no desde la virtualidad, sino en el mismo suelo colombiano donde derramó la sangre de cientos de campesinos inocentes.
A propósito, las víctimas desde ya hacen fila ante las autoridades competentes para que les autoricen el encuentro con Mancuso y puedan escuchar de su boca lo que pasó con su familiar desaparecido, torturado o asesinado.