viernes
7 y 9
7 y 9
Como cada año, Transparencia Internacional publicó este jueves el nuevo informe del Índice de Percepción de Corrupción (IPC) que, como su nombre lo indica, verifica el estado de la corrupción en el mundo.
El resultado del informe de este año fue preocupante. El índice mide, en una escala de 0 a 100, la corrupción en el mundo. Y de los 179 países evaluados, dos tercios están con un puntaje por debajo de 50, siendo en el caso de Colombia de 39 puntos, inferior al promedio global, que es de 43.
Para Andrés Hernández, director ejecutivo de Transparencia por Colombia, la situación es, cuando menos preocupante, porque, además, quedaron en evidencia los pocos avances en la mejora de la lucha contra la corrupción para revertir la tendencia en el país, que ha permanecido con un puntaje similar durante los últimos diez años.
EL COLOMBIANO dialogó con Hernández al respecto de los resultados y también cómo la pandemia ha afectado las garantías para que no haya hechos de corrupción. “Vemos una tendencia a que la pandemia exacerbe los riesgos de corrupción, en la medida en que puso sobre la mesa retos estructurales como el manejo de recursos públicos bajo el mecanismo de contratación directa, la rendición de cuentas y, por supuesto, una especie de impulso hacia la opacidad,”, fue una de sus conclusiones.
Dos tercios de los países obtuvieron un puntaje menor a 50 en el IPC, ¿qué dice eso del estado actual de la corrupción en el mundo?
“En primer lugar, este es un resultado que estamos viendo desde hace algunos años, que no solamente amerita el calificativo de preocupante, sino que además amerita acciones muy urgentes en un momento en el cual el mundo también tiene que enfrentar la pandemia. Hoy en día la acción desde distintas orillas para proteger esos recursos públicos, para evitar la captura, es más imperante que en otros momentos. No solo estamos viviendo una crisis de salud pública, sino una crisis de corrupción”.
Los países mejor ranqueados son los de Europa occidental y la Unión Europea y los peor, están, en su mayoría, en África y América Latina, ¿cómo influye los contextos sociales de cada país en el IPC?
“Ese es un punto muy importante. Esto no se trata de volver a divisiones odiosas entre norte y sur, entre ricos y pobres. Realmente lo que uno ve de manera más detallada al escarbar los resultados es que los países donde se está logrando hacer un control al poder más efectiva –con condiciones para la libertad de expresión, de la independencia de los órganos de control– son países con mejores puntajes. En otros países, donde hubo transgresión a la democracia, concentración de poder y autoritarismo, son países que están punteando por debajo del ranking”.
En el caso regional, el resultado de Colombia es similar al de otros países, como Paraguay, Brasil, Costa Rica, Ecuador, El Salvador y varios más. ¿Cómo está América Latina en la lucha contra la corrupción?
“Lastimosamente, en la región estamos en una situación bastante delicada, no solo porque varios de los países incluso están en los últimos puestos. Venezuela está muy por debajo, pero más o menos estamos igual que Ecuador o Brasil, pero eso no está bien. Cualquier puntaje debajo de 50 es un nivel de corrupción demasiado serio. En la región, la corrupción ha sabido moverse bastante bien en términos transnacionales, como lo vimos en el caso Odebrecht, y entonces se tiene que hacer un esfuerzo muy importante por proteger los sistemas democráticos entendiendo el componente fundamental de la separación de poderes”.
“América es un escaparate de corrupción y mala gestión de fondos” dice el informe de Transparencia, ¿por qué?
“En gran medida por lo que estaba mencionando antes. En primer lugar, América Latina, como muchas otras regiones, tiene una riqueza impresionante, pero de unos años para acá, en algunos países la existencia de regímenes autoritarios se ha agravado. Eso es un reto para la institucionalidad democrática que tanto nos ha costado construir”.
Colombia está estancada con una variación de apenas dos puntos más en comparación con el IPC de 2020, ¿qué esfuerzos hacen falta para que esta variación sea significativa?
“Para el IPC hay un tema muy importante y es la capacidad de mostrar resultados ágiles, efectivos y contundentes respecto a casos de corrupción, a la manera en cómo el sistema judicial reacciona. En segundo lugar, hay varias fuentes que le ponen mucha atención a la manera como el poder ejecutivo en su ámbito de acción puede estar generando unas iniciativas anticorrupción más precisas y focalizadas. Esos son los asuntos que nos llevarían a poder redoblar esfuerzos respecto a la independencia, a la transparencia y a la eficiencia de los órganos de control y judiciales. Segundo, a una rendición de cuentas del Ejecutivo. Y tercero, a que podamos ampliar la discusión de cómo fortalecer la transparencia”.
En Colombia, los órganos de control –Fiscalía, Procuraduría y Contraloría– son dirigidos por personas cercanas al Gobierno Nacional y al presiden Iván Duque, ¿esto como afecta la lucha contra la corrupción?
“Lo que tendríamos que analizar para determinar si realmente hay una pérdida de independencia y hay una cercanía no sana entre otros órganos de control es a través de las decisiones que tomen estas instancias: ¡¿Cómo manejan los conflictos de interés? ¿Quiénes son las personas claves que acompañarán la gestión de los órganos de control? ¿Cuáles son las decisiones que se toman en procesos que ya están en curso y que tendrán que ponerse a andar este año en un tema tan relevante como la vacunación?”.
En Colombia, cuando se anunció la adquisición de vacunas se dijo que no podían hacerse públicos los contratos, ¿cómo ha afectado la covid-19 la lucha contra la corrupción?
“Lastimosamente, lo que vemos es una tendencia, también global, a que la pandemia exacerbe los riesgos de corrupción, en la medida en que puso sobre la mesa retos estructurales como el manejo de recursos públicos bajo el mecanismo de contratación directa, la rendición de cuentas y, por supuesto, una especie de impulso hacia la opacidad, no solo en los temas de contratos, sino también en falta de información de temas que preocupa a la ciudadanía. Aquí el planteamiento no puede ser que la transparencia es opuesta al manejo de la crisis, porque, al contrario, proporciona vehículos para que generemos mayores escenarios de confianza frente a la gestión de lo público”.
Muchos gobiernos, y en Colombia lo hemos visto, por la emergencia han optado por no acudir a ciertos puntos de vigilancia para tomar medidas respecto a la pandemia, ¿esto cómo afecta la posibilidad de que se cometan más actos de corrupción?
“Ahí vuelvo a mi punto de pesos y contrapesos. ¿Por qué existen el Congreso, los órganos judiciales y de control? Es porque hace siglos decidimos que el poder no puede recaer en una sola persona o en un solo grupo y ese es uno de los fundamentos de la democracia, que existan poderes que se puedan vigilar, hacer control entre los unos y los otros. Por eso es tan complicado que la pandemia, por la justificada necesidad de darle más velocidad al Ejecutivo, deje dudas sobre si los otros poderes tienen las capacidades y los niveles de independencia para controlar la acción pública”.
¿Por qué el informe dice que la corrupción contribuye al retroceso democrático en los países en el marco de la pandemia?
“Uno de los llamados de atención de esta edición del índice es, por un lado, que aquellos países con un mayor desempeño han logrado mantener unos niveles de inversión pública en materia de salud pública, lo que es positivo, mientras que sucede lo contrario en los países con menor desempeño. Y eso lleva a que en un momento donde enfrentamos una pandemia, esos sistemas no estén preparados. Pero lo otro es qué tanto en el marco de la pandemia se dieron violaciones a esas reglas de juego democráticas y sucede algo similar: los países con mayor desempeño, sufrieron menos transgresiones a instituciones”.