Fabio Alexander Rangel se aferró a la vida para cumplir el sueño de casarse con el amor de su vida. Tenía un cáncer terminal, estaba bajo cuidados paliativos y, aun así, acudió a un altar improvisado para besar a su novia vestida de blanco.
Toda declaración de amor es urgente porque vamos a morir. Ese verso, quizás, fue la motivación para que en el piso once del hospital Erasmo Meoz de Cúcuta se organizara la boda.
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La ceremonia religiosa ocurrió este 12 de agosto. Las mesas hospitalarias sirvieron de altar, un sacerdote acudió al llamado de urgencia. El salón fue decorado con algunos globos. Familiares y amigos presenciaron la unión.
Leidy Paola León, la novia, llegó vestida de blanco. Tenía el cabello suelto. Su yugo eran unos crisantemos blancos y amarillos. Como avalancha, las lágrimas empujaron el maquillaje. El novio estaba sentado. Se fundieron en un abrazo.
La pareja llevaba más de 12 años de relación, tenían dos hijos.
El padre Elkin Ardila bendijo los anillos. Fabio, como pudo, tomó la mano de su esposa y la besó. El personal médico, los familiares y amigos aplaudieron el juramento de amor eterno.
“Se dieron el sí ante Dios, cumpliendo un sueño que habían compartido durante once años y junto a sus dos hijos. Incluso en medio de las circunstancias más difíciles, el amor y la familia siempre encuentran la manera de florecer”, celebró el hospital Erasmo Meoz.
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El personal del hospital se encargó de la logística del evento. Organizaron los trajes de los novios, la decoración y hasta la torta de la boda.
Fabio murió este 17 de agosto, cinco días después de la boda. Tenía 32 años. “Las personas que se aman nunca mueren, porque quedan vivas en el corazón y pensamientos de los seres que tuvieron la dicha y el honor de convivir a su lado”, se lee en su epitafio.