Cuando el fulgor del estallido iluminó el cielo de la vereda La Estrella, en el municipio antioqueño de San Luis, la onda explosiva elevó a la guerrillera “Valentina”.
Cayó entre los matorrales, con el cuerpo desgonzado, y en pleno combate de la Cuarta Brigada contra el frente noveno de las Farc, los presentes creyeron que había muerto. Cerca de ella quedaron solo las piernas del camarada que detonó el explosivo. El resto de aquel hombre se desintegró.
Al terminar el tiroteo, en aquella tarde del 13 de diciembre de 2009, los soldados aseguraron el área, recogieron las armas incautadas y a la mujer, junto a las extremidades del otro subversivo. Debido a lo agreste del terreno, debían esperar hasta el día siguiente a que llegara la comisión del CTI para hacer la inspección judicial a los cadáveres.
Esa noche la tropa delegó a un centinela para que custodiara a los dos occisos. El militar permaneció en su guardia hasta que, en medio de la oscuridad, notó que algo se movía. Apuntó hacia la penumbra y debió sentir un tremendo escalofrío cuando vio que era la muerta, de pie, quien hacía crujir las ramas.
El “espanto” sostenía una granada y retiró la espoleta, sin que el centinela tuviera chance de esquivar las esquirlas que lo dejaron herido. Esta vez, la explosión mató de verdad a la joven.
Esta historia hace parte del expediente con radicado N°056156000364200900187, que reposa en el Juzgado 23 de Instrucción Penal Militar con sede en Medellín. Seis años después de lo sucedido, los despojos de esos dos guerrilleros permanecen como NN en el cementerio de San Luis.
Combatientes sin nombre
La juez Catalina Hernández Bedoya, titular de ese despacho, dice que gracias a algunos desmovilizados, se presume que el alias de aquella rebelde era “Valentina” y que las piernas que sobrevivieron al bombazo serían de “Guevara”, por la pistola que quedó enredada en sus despojos.
La jurista, al igual que cientos de funcionarios judiciales en todo el país, tiene la misión de establecer la identidad de un número no cuantificado de subversivos que han muerto por diversas causas en el marco del conflicto armado.
La excomandante guerrillera Elda Neyis Mosquera (“Karina”), en entrevista con este diario (08/11/15), dijo que no sabía cuántos de sus compañeros estaban como NN en fosas comunes y bóvedas.
“Las Farc son una organización que actúa a nivel nacional, y aunque se dice que los combatientes de abajo se rigen por las órdenes superiores, hay frentes y mandos que actúan por su propia cuenta (...) y hay cosas que los jefes de arriba no se enteran. Si nosotros que llevamos siete años en un proceso no hemos podido contarle a todas las víctimas sobre los desaparecidos por un solo frente o dos, imagínese el resto. Con los combatientes habrá inconvenientes, porque las Farc no conocen cuántos fueron fusilados, algunos jefes ya murieron y los que quedan tampoco conocen muy bien”, dijo la excabecilla de los frentes 9 y 47, donde presuntamente delinquieron “Valentina” y “Guevara”.
Con el propósito de despejar la duda, no solo de cuántos extraviados ha dejado el conflicto, sino cuáles serían combatientes, el pasado octubre las delegaciones del Gobierno y las Farc en La Habana firmaron el acuerdo sobre la búsqueda de desaparecidos.
La primera medida es que las partes van a entregar, a corto plazo, información sobre esas víctimas a Medicina Legal. En noviembre, el director de esa entidad, Carlos Valdés, viajó a la isla para exponer su plan de trabajo y los recursos que necesitaba. “El tema de los desaparecidos es medular para la paz en Colombia”, dijo en ese entonces.
La misión es titánica, empezando porque no se sabe cuántos desaparecidos dejó el conflicto interno. Según la ONU, las víctimas de desaparición forzada en general son cercanas a las 45.000; y de acuerdo con el más reciente informe Forensis de Medicina Legal (2014), serían 22.261, sin contar el subregistro.
Valdés le contó a EL COLOMBIANO el mes pasado que tan solo en los cementerios, su entidad busca identificar por lo menos 50.000 restos, gran parte de ellos procedentes de la guerra.
La estrategia comenzó priorizando cinco camposantos en zonas críticas, y se complementará con el Banco de Perfiles Genéticos, cuya inauguración está planeada para este año, en el hospital San Juan de Dios de Bogotá.
Famosos y anónimos
Uno de los primeros retos del proyecto será la identificación de los supuestos restos del sacerdote Camilo Torres Restrepo, el ideólogo más importante del Eln. Los despojos fueron recuperados del cementerio municipal de Bucaramanga hace dos semanas.
Mientras avanza ese proceso, el Juzgado 23 de Instrucción Penal Militar sigue tratando de establecer las identidades de otros dos insurgentes, menos conocidos. Uno es “Cristian”, presunto miembro del frente noveno de las Farc, de 25 a 30 años, muerto el 17/6/08.
Según el expediente, falleció en otro combate con el Ejército en el Alto La Leona, en la vereda Santa Inés del municipio de San Carlos. Su cuerpo, que tenía como señal particular una cicatriz en la frente (ver fotos anexas), reposa en una bóveda de ese pueblo.
El otro está en el cementerio del municipio de San Vicente. Sin alias conocido, tendrá unos 30 años, y murió en un enfrentamiento en la vereda Santa Isabel de esa localidad (20/10/05). Como rasgo especial, relata la juez Hernández, a ese hombre le faltaba el pulgar izquierdo y tenía múltiples quemaduras en el abdomen y el cuello.
Si alguien cree conocer a estas personas, puede llamar al juzgado y ayudar a mitigar la angustia de algunas de las miles de familias que un día las vieron salir, engañadas o a la fuerza, a pelear una guerra que está cerca de terminar.
