En avión, lancha, bote y hasta a lomo de mula van llegando las vacunas contra el coronavirus a las zonas rurales más apartadas del país, sin embargo, esta no es una tarea fácil ni económica, pero que tiene que hacerse para lograr la inmunidad tan necesaria que permita superar la pandemia.
Magdalena, Vaupés y Amazonas son ejemplo de ello. Han desplazado a equipos de vacunadores a las recónditas veredas y corregimientos para aplicar las dosis.
“Nosotros vamos bien, ya estamos aplicando la segunda dosis a la población priorizada... No hemos tenido retrasos en la programación y está muy avanzada la vacunación en las comunidades de río abajo”, dijo a EL COLOMBIANO María Bibiana Velasco, secretaria de Salud de Vaupés.
En ese departamento, la ESE Hospital San Antonio va a vacunar a los domicilios en la zona urbana cuando se trata de personas con discapacidad, y en la zona rural llegan a puntos estratégicos en los caseríos a los que se debe aproximar la población.
En Amazonas, los entes territoriales han logrado llegar hasta las comunidades indígenas más apartadas, logrando una cobertura muy importante del plan. En ese departamento, que se caracteriza por ser rural, ya se han aplicado 33.924 dosis, cuando su población es cerca a los 77 mil habitantes.
Allí se habilitó la posibilidad de vacunar a toda la población mayor de 16 años, dadas las dificultades especiales que han vivido por su cercanía con Brasil.
Por su parte, el gobernador de Magdalena, Carlos Caicedo, celebró el “arduo trabajo” de la red hospitalaria, que ha llegado a las zonas de más difícil acceso, y explicó que hubo un momento en el cual no recibió más vacunas porque le faltaron 0,5 % para superar el umbral de aplicación, asunto que criticó: “Parece que no se está contemplando la ruralidad y los difíciles accesos en el departamento. Desconocen esfuerzos de equipos vacunadores, y fallas en datos de las EPS. Nos gustaría ver dónde estarían si fuera el gobierno central el que hiciera esta vacunación”.
Y es que es precisamente ese umbral el que no ha dejado avanzar a los lugares donde la ruralidad es más dispersa.
De acuerdo con Haidy Tatiana Parra, secretaria de Salud de Guaviare, “nosotros aún estamos solo en zona urbana, tenemos zona rural y zona rural dispersa, lo que dificulta aún más la vacunación. Estamos esperando una directriz del Ministerio de Salud para poder vacunar a todos y no tener que llegar por una dosis nada más, porque le saldría supremamente costoso a la IPS”.
Y en Antioquia la situación no es muy distinta. El gobernador (E) Luis Fernando Suárez lamentó que en la mayoría de los municipios el avance del plan de vacunación sea tan pobre.
“Las subregiones que presentan el mayor nivel de cumplimiento en la vacunación son el área metropolitana del Valle de Aburrá, con 73,5 %; el Occidente, con el 74,3 % y el Magdalena Medio, con el 64,9 %. Además aseguró que muchos municipios de Antioquia están por debajo del 50 % de avances, aun teniendo vacunas disponibles”, detalló Suárez, planteando que en el marco de la nueva oleada de contagios no sería justificable ese retraso.
El asunto es que en gran parte del departamento el acceso es muy complicado, como pasa, por ejemplo, en Vigía del Fuerte y Murindó, a donde las vacunas arribaron por vía aérea, pero para llegar a la población debe hacerse por río (unas 6 mil personas viven por fuera del casco urbano y es un municipio sin carreteras).
Los quinquenios no funcionan
Olga Lucía Zuluaga, directora de la Asociación Colombiana de Empresas Sociales del Estado y Hospitales Públicos (Acesi), explicó que “la verdad es que se presentan unas ineficiencias muy grandes que están generando sobrecostos a las ESE, porque el hecho de que no haya suficientes vacunas y se esté vacunando por quinquenios hace que los vacunadores se desplacen a un sitio a vacunar a cuatro o cinco personas, y luego tengan que volver a vacunar otro poquito o a poner las segundas dosis”.
Y es que esos recursos deben ser asumidos por las IPS, que reciben un pago del Ministerio de Salud. Por ejemplo, en la Amazonia la dosis intramural (la que se hace en las instalaciones de la IPS) se paga a $9.841, en las regiones Andina, Caribe y ciudades a $7.146, en el Pacífico a $8.088 y en la Orinoquia a $9.677.
Mientras que para la vacunación extramural el valor reconocido es: en la Amazonia $23.015, en las regiones Andina, Caribe y ciudades a $19.899, en el Pacífico a $21.562 y en la Orinoquia a $25.851.
Por eso, Zuluaga explica que no es posible coger un bote, pagar lanchero, combustible, y el tiempo que ello requiere para todo el equipo de vacunación, para ir a aplicar unas cuantas dosis.
“La zona rural debería tener un comportamiento diferente, que podamos llegar a todos los mayores de 60, y trabajar siempre con un rango etáreo de 30 años”, anotó la directora de Acesi, lo que permitiría a las IPS vacunar durante todo el día, sin que se afecten los márgenes de operación. “No podemos pedirles a las EPS que trabajen a pérdida”.
Desde el Ministerio de Salud se diseñó el plan pensando en salvar vidas, y para ello es importante llegar primero a las personas que pueden sufrir las peores consecuencias en caso de contagio, por eso se priorizó al personal en primera línea en salud, a los adultos mayores de 80 años y en la segunda fase fueron incluidos los mayores de 60, con la salvedad de que se deben vacunar primero quienes tienen entre 75 y 80 años, de acuerdo a la disponibilidad de los biológicos.
Ahora, los entes territoriales están en un parangón, no pueden vacunar en las zonas más apartadas hasta que lleguen suficientes vacunas que les justifique los desplazamientos del personal, pero no reciben más porque no avanzan.
“Ya hemos pedido al Ministerio que revise esa situación, y sabemos que lo está haciendo. Esperamos soluciones en los próximos días”, concluyó Zuluaga.
25.851
pesos es el costo máximo que paga el Ministerio de Salud por dosis aplicada.