EL COLOMBIANO está haciendo una cobertura completa con los artículos más relevantes sobre el coronavirus y para lectores de todas las edades. Encuentra lo que debes saber de la pandemia aquí.
Se cumplen cerca de tres meses desde que los alumnos de los jardines infantiles en Colombia tuvieron que volver a sus casas y los padres se vieron en la tarea de intentar darle continuidad a un modelo educativo, particularmente complejo en la primera infancia.
Como señala la rectora del Colegio Horizontes, Luz Stella González Henao, “en la enseñanza a los más pequeños los papás se convierten en otros alumnos y en profesores al mismo tiempo”. Y es que en ese proceso de aprendizaje hasta los seis años de edad es fundamental el acompañamiento que padres y profesores les brindan a los menores, pues los estímulos emocionales y el contacto que se desprende de estas relaciones repercute en el desarrollo cognitivo de los mismos.
Sin embargo, el cambio abrupto que se dio desde hace varias semanas, ha llevado a una transformación en la manera de enseñar y aprender. Con la contingencia los padres y sus hijos han tenido que adecuarse a un entorno para el que no estaban preparados. “Los niños y niñas también han sufrido de ansiedad y estrés; manifestándose de diversas formas a través de su comportamiento y emocionalidad”, afirma Tatiana González Vélez, psicóloga clínica.
A pesar de esto, muchas familias también han aprendido a valerse de nuevas dinámicas para continuar el proceso de aprendizaje, como la tecnología y otras herramientas didácticas que, a pensar de las dificultades que pueden representar hoy, se observan como oportunidades positivas a futuro. “Tener las herramientas tecnológicas como apoyo hace que los niños desarrollen aún más sus habilidades. Creemos que se ha dado un cambio positivo en la metodología de enseñanza”, afirma González Henao.
En países como Noruega y Dinamarca desde abril pasado se dio apertura a más del 50 % de los jardines bajo un estricto protocolo de seguridad, con grupos controlados de entre tres y seis niños como máximo, siempre acompañados de un adulto, en el marco de un modelo que, según las últimas cifras de sus gobiernos, no ha repercutido negativamente en el número de contagios.
En Colombia están dadas las cosas para que en agosto regresen las clases presenciales en jardines, guarderías y colegios, bajo los protocolos de bioseguridad y alternancia, sin embargo, de acuerdo con la directora de Horizontes, se estima que el 25 % de los padres de familia preferirán terminar el año con sus hijos en casa por el temor a ser contagiados, así como por las dificultades económicas que la pandemia ha ocasionado.
Para la psicóloga Tatiana González Vélez, volver a estos espacios formativos es recomendable desde distintos aspectos. “El reencuentro con los otros, favorecerá a los niños y niñas no sólo emocionalmente, sino también en la construcción del desarrollo interpersonal y social”, afirma la especialista.
Desde el Gobierno Nacional se han dado a conocer una serie de medidas para el regreso de los estudiantes en los diferentes niveles educativos, por medio de lo que el Ministerio de Educación ha denominado el modelo de alternancia, luego de emitir el Decreto 660 que permite flexibilizar el calendario escolar.
Basados en mantener el distanciamiento social y en asegurar estrictas medidas de higiene para los estudiantes y docentes, se plantea el regreso a las aulas desde agosto. Dependiendo del tamaño de los grupos, se alternaría la presencialidad de algunos alumnos con el trabajo de otros en casa desde la virtualidad, esto con el fin de evitar, en la medida de lo posible, la deserción escolar de niños y niñas en educación inicial.
Es importante resaltar que en cada región del país el manejo de instituciones educativas públicas y privadas en preescolar varía según su ubicación en ciudades principales o en poblaciones rurales. En estas últimas el Gobierno pone especial atención para garantizar la accesibilidad de los niños y niñas bajo los protocolos de bioseguridad, con la posibilidad de ampliar a dos jornadas por día.
Hasta el momento, el Ministerio de Educación dispuso de 2,5 billones de pesos, a través del Fondo Nacional de Garantías (FNG), para otorgar líneas de crédito con un periodo de gracia de seis meses a colegios y jardines privados, con el fin de aliviar las dificultades económicas que han vivido desde el comienzo de la pandemia. También se creó una línea de crédito especial para los padres de familia destinada al pago de las mensualidades de los jardines y guarderías.
De esta manera se espera adaptar progresivamente el modelo educativo preescolar a una nueva realidad que debe aprender a vivir con la pandemia y, al mismo tiempo, asegurar una enseñanza de calidad con los protocolos necesarios, pensando en la salud de los niños y niñas.
Unicef, en su documento Marco para la reapertura de las escuelas, ha hecho un llamado a vigilar activamente los indicadores de salud y dedicar una atención especial al bienestar y a la protección de la niñez. “Se requiere reforzar la pedagogía, adaptar la educación a distancia a una modalidad combinada de enseñanza y aprendizaje, e incorporar conocimientos sobre la transmisión y la prevención de la infección”, señala en el informe. Con el modelo de alternacia y los protocolos de bioseguridad se espera proteger la salud de los menores y sus familiares.