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Fueron las más exitosas del fin de semana en el Festival Internacional de Cine de Cartagena, las cintas Los Monos y Los días de la ballena se estrenaron en el Ficci.
Curiosamente, los actores de ambas realizaciones (todos jóvenes y adolescentes) vieron por primera vez sus películas, las dos muy relacionadas con Antioquia y Medellín. Los Monos, dirigida por Alejandro Landes, fue rodada en el sector de Río Claro, en el Magdalena Medio antioqueño, mientras que Los días de la ballena, de la realizadora paisa Catalina Arroyave, fue hecha en las calles de La América y San Javier, en Medellín, y en los sectores del barrio Mesa y La Mina, en Envigado.
Las funciones de estrenos de ambos filmes se realizaron el viernes, en el imponente teatro Adolfo Mejía (Heredia), en el corazón de la ciudad amurallada, hasta donde cientos de personas llegaron a hacer fila y conseguir un butaca en el recinto. Muchos de ellos se quedaron por fuera, a la espera de nuevas exhibiciones.
Tras la función de Los Monos, el director Landes invitó a todo su equipo de actores y de producción al escenario, donde comentaron las dificultades técnicas que tuvo el rodaje de esta cinta, por las condiciones del clima, pasaron del frío de un páramo al infernal calor de la selva.
“Esta es una historia en medio de un contexto de violencia política, pero no quisimos tomar una postura, sino que mostramos el tema desde la trinchera”, anotó el realizador, al hablar de que el filme no es un tema sobre actores armados.
El turno de la ballena
La dinámica y las emociones que se vivieron durante la proyección de Los Monos fueron casi que calcadas durante el estreno de Los días de la ballena: emoción, gritos, más aplausos, lágrimas y euforia. En medio de la juventud del equipo liderado por Catalina Arroyave sobresalían el pelo y la barba rojiza de Christian Tappan, el reconocido actor de series de televisión (Escobar, el patrón del mal, La Piloto o Paraíso Travel).
Pese a ser el de más experiencia, tal vez el único de esa película, Tappan era el más nervioso y ansioso entre ese grupo de jóvenes.
“Fue una película que tuvo muchos procesos bonitos para mí, retos actorales interesantes, nunca había sido papá de una niña tan grande... lo que significa que ya los años me han pasado (risas)”, comentó Tappan en charla con EL COLOMBIANO, al puntualizar que Los días de la ballena fue una escuela “la berraca”.
Con la misma emoción del experimentado actor, la joven Laura Tobón, la protagonista de la historia sobre la cultura del graffiti, aclaró que pese a que la película transcurre en un contexto de violencia, está más enfocada en resaltar el valor de la territorialidad.
Más gente que ollas
El Concursante, la película del director Carlos Osuna, es la prueba más contundente para demostrar que la realidad supera la ficción.
Un llamativo hecho que copó la agenda informativa de los medios de comunicación en el año 2011, cuando un empresa de condimentos prometió regalar ollas a presión a las personas que llevaran 50 etiquetas de sus productos, más 12 mil pesos, inspiró esta comedia que tuvo anoche su estreno en el Festival Internacional de Cine de Cartagena, Ficci.
La estrategia comercial que narra la producción desbordó todos los pronósticos y a los puntos de recepción se acercaron más de 11 mil personas para reclamar las 4 mil ollas disponibles. En desordenes, trifulcas y enfrentamientos con la policía terminó la odisea de los cartageneros para reclamar su utensilio de cocina.
Esta noticia le dio pie a Osuna para esta nueva película, un filme que ha recorrido los grandes festivales cinematográficos del mundo (incluso fue exhibida en Nigeria, África) y que fue una de las dos películas latinoamericanas seleccionadas para participar por la fundación Atelier de Cannes 2015.
Osuna es un habitual lector de prensa, en especial regional y local, donde dice que las historias son narradas con un tono bastante particular. “Mis dos películas pasadas también habían sido comedias, pero con un humor raro, en las que uno se ríe dos o tres veces, uno podría decir que son malas, me gusta que mis historias tengan chistes flojos, pero en este caso, con El Concusante, a través de la comedia buscamos la reflexión, explica el realizador, al apuntar que lo fuerte del filme está en su discurso social, por encima de la comedia.
La producción ya ajustó más de un año de recorrido por los festivales y el director piensa que ya es necesario que entre en los circuitos comerciales, cree que hay gente que está esperando este tipo de cine, sin importar si la ve mucha o poca gente. “Las películas, para mí, deben encontrar su propio público”.
Estas películas colombinas (Los Monos, Los días de la ballena y El Concursante) , tres historias distintas entre sí, propuestas jóvenes, le dieron un toque bastante criollo al festival de cine más antiguo de América latina.