Vicente García traerá el mar con canciones

A la Mar es su más reciente trabajo discográfico, donde navega entre reggae y bachata. Hoy cantará en Medellín.

Su presentación será en el club El Rodeo, en el festival La Solar, este sábado. FOTO cortesía la solar

El cantautor Vicente García está radicado hace más de dos años en Bogotá y aún conserva toda la calidez de su isla Santo Domingo, en República Dominicana. Llegó al país gracias a su primer trabajo Melodrama y en su estadía cocinó A la Mar, donde contó con Visitante, Eduardo Cabra de Calle 13, en la producción.

A la Mar ha sido nominado como el mejor Álbum del año en los Premios Soberano de República Dominicana. Un trabajo donde se escuchan las raíces isleñas del artista, pero también se evocan lugares como Cuba y la Costa Atlántica colombiana.

La sencillez y la mística de su producción es el reflejo de la personalidad del cantante, que habló con este diario.

¿Por qué tomó la decisión de quedarse en el país?

“Colombia me abrió las puertas desde el inicio de mi carrera. Con mi primer disco empecé a visitar Bogotá y sentía que la gente recibía muy bien mi trabajo. Incluso llegué a vivir a Colombia en una etapa de transición en mi vida donde me planteé dejar los escenarios y dedicarme a la composición. El público colombiano me devolvió las ganas de volver a los escenarios”.

¿Cómo fue el trabajo con Visitante de Calle 13?

“Fue una gran experiencia y un aprendizaje constante, descubrí que era capaz de plasmar mis ideas de manera formal en el estudio. En este disco empecé siendo solo el artista pero a medida que avanzamos Eduardo replanteó las cosas, lo que determinó que estuviera de lleno en la producción. Eduardo ha sido para mí una gran oportunidad de crecer profesionalmente y un gran amigo”.

¿Cómo recibe su público ritmos tan diversos?

“Pues, ese abismo lo disfruto, trato de no encasillarme en ningún genero, a fin de cuentas siento que la música es muy susceptible y el peso de plantear un estilo empieza a sugerir estereotipos que limitan al compositor. Antes que intérprete me siento compositor, así que juego y navego por toda la música que me influencia”.

¿Cuál es su obsesión con los sonidos del mar?

“El mar para el isleño es parte esencial de la vida y esa fue la vida que me tocó. A pesar de que no es una constante, en este disco quise hacer referencia a mi cultura y mi identidad. Supongo que tuvo mucho que ver la nostalgia de haberme ido de Santo Domingo a vivir a Bogotá”.

¿Y su atracción con África?

“La música africana me nutre, me envuelve. La simplicidad armónica y la complejidad rítmica me fascinan. Quizás el hecho de no tener una educación musical formal hace que yo vea la música de una manera muy básica y esencial”.

Ha afirmado que componer lo hace más feliz que cantar, ¿cómo son esos procesos de creación?

“El trabajo de estudio es lo que más me divierte, me encanta la libertad creativa. Esto fue algo que desarrollé bastante en este segundo trabajo, lo que sin duda me ha hecho replantear mi forma de componer. Antes era un compositor autobiográfico pero ahora también disfruto escribir desde otras perspectivas”.