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A partir del 22 de febrero el Museo Nacional de Colombia, próximo a cumplir 200 años en 2023, pasó a ser dirigido por Juliana Restrepo Tirado, publicista de la Universidad Pontificia Bolivariana, maestra en Filosofía de esa misma universidad y en Medios de la Comunicación en el European Graduate School de Suiza.
Restrepo Tirado, quien ya estuvo a la cabeza de instituciones como el Museo de Arte Moderno de Medellín, Idartes y el Salón Nacional de Artistas en 2013, fue designada como directora del Museo Nacional por el ministro de Cultura Felipe Buitrago, luego de aceptar la renuncia protocolaria de Daniel Castro, quien lideró el museo por un poco más de cinco años.
Restrepo estuvo trabajando en el Mamm entre 2008 y 2012, cuando se realizó el cambio de sede a Ciudad del Río y estrategias de contacto con nuevos públicos que hizo que el crecimiento de visitas durante su gestión aumentara en un 270 %. En Idartes, donde estuvo hasta finales de 2019, lideró la llegada de la equipamientos como la nueva Cinemateca y la Galería Santa Fe.
Le gusta entender a los museos como espacios que van más allá de sus paredes. El Museo Nacional le permite ejemplificar eso a la perfección, pues tendrá bajo su liderazgo otros 14 museos que son del Ministerio de Cultura y que están ubicados en diferentes regiones del país: en Bogotá son cuatro, pero hay otros en Santa Fe de Antioquia, Popayán, Ocaña, Norte de Santander, Honda, Villa de Leyva.
“Ahí uno empieza a entender que es un programa que recorre todo el país habitando estos espacios, y también con muestras itinerantes que van a otras regiones del territorio nacional”.
EL COLOMBIANO conversó con la nueva directora del museo acerca de su llegada al cargo, las perspectivas que llegan para este año y su visión de lo que ha sido la reactivación para la cultura.
“Ha sido una entidad que algunos dicen que de las más lindas que tiene la nación porque nos involucra a todos. Es de los colombianos y en ese orden de ideas tiene que ser un lugar donde todos quepamos como un país diverso que somos, en el sentido más amplio de la palabra diversidad. Ese es un propósito que ha tenido el museo con la propuesta que se vino haciendo de la renovación de las salas, precisamente pensando en que tenía que ser un espacio donde todos los que las visitaran se pudieran ver y leer y narrar su historia del país en el que viven a partir de lo que allí vieran.
Creo que habrá que seguir caminando en esa misma línea, que sea un museo de puertas abiertas, que los colombianos se sientan parte de él y los públicos representados en las historias que van a encontrar narradas al interior del museo a través de las diferentes colecciones. Soy una convencida de que los museos son escuelas y este ha tenido una tradición importante en términos de la educación, tendremos que seguir trabajando en esa línea.
A mí me gusta la polivalencia de los museos, si bien este es uno que tiene cuatro líneas curatoriales que son muy claras (historia, antropología, etnografía y arte), en todo caso tenemos que entender que este es un museo de este siglo y como tal hay unas generaciones que esperan que les hablen de nuevas maneras. En eso viene trabajando el museo y seguiremos trabajando en esa misma línea, pero lo que me sueño es que no solo ocurra con las exposiciones permanentes sino también con las temporales y con todo el programa cultural y educativo que tiene que acompañar esa programación”.
“El programa educativo del Museo ha sido un ejemplo en el país. El primero lo montó hace muchos años la maestra Beatriz González con toda la escuela de mediadores que después fue un ejemplo clave para muchos museos de Colombia. Sigue teniendo esta política de que la educación es fundamental.
La pandemia ha hecho que se restrinja mucho esa posibilidad de que las personas que vienen en grupo al museo y que tienen esa experiencia completa sigan teniéndola y también todo el trabajo que se hace con niños y jóvenes de los diferentes colegios. Ese trabajo está en pausa por el tema de la pandemia. Se han activado ciertos frentes en ambientes virtuales, se empezó a activar el auditorio que tiene un programa cultural interesante, que atrae otros públicos. Todavía no he tenido el tiempo de acercarme a ese programa para ver cómo está montado, cómo son las franjas, para empezar a ver cómo atraer otros públicos”.
“El sector ha sido el más golpeado por la pandemia. Creo que como el cuidado es tan importante y muchos de los espacios y equipamientos culturales invitan a la gente a encontrarse, de entrada eran los restringidos. He visto muchas veces el reclamo de por qué habilitan los vuelos y no dejan abrir un teatro, uno se preguntaría lo mismo. Me alegra que los teatros ya se estén abriendo con un aforo. Creo que se necesita un apoyo grande de los públicos para que entiendan que esto es un esfuerzo que tiene que ser de todos y no solamente de las entidades culturales o de los teatros, de los cines o de los auditorios, porque finalmente el costo que tiene para un auditorio abrir puertas es muy grande y no alcanza a cubrirse con el 20% de un aforo. Es una locura, es el afán de encontrarse de nuevo con el público, pero el reto también en términos económicos tan tremendo. Creo que la recuperación será lenta y tenemos que lograrla entre todos”.
“Nosotros trabajamos con la Asociación Amigos del Museo Nacional. Algunas personas del museo se contratan por la Asociación por recursos que se recaudan en el año, por taquilla, actividades culturales, compra de publicaciones o ventas de la tienda y todo ese ingreso se ha visto afectado este año. Nosotros tenemos la misión de seguir abiertos, de seguir investigando, trabajando y dando la bienvenida a diferentes públicos. El trabajo consiste también en entender, con los recursos que tenemos, cómo podemos seguir logrando nuestra misionalidad”.
“El cambio ha sido muy pequeño. Por supuesto, todo el gobierno nacional ha tenido que hacer ajustes para atender la pandemia, pero hemos seguido adelante con los planes de este año, excepto los que ya te comentaba. Por supuesto nos hemos visto afectados en rebajar una parte importante de la fuente que viene de ese recaudo y no se ha logrado. No se logró en 2020 y en 2021 no sabemos cómo vaya a funcionar”.
Durante la pandemia se ha vuelto a abrir la pregunta frente a qué significa la cultura en este momento. Para usted, ¿ha cambiado en algo la función que cumple un museo o incluso la cultura a raíz de esta coyuntura?
“Mas que un cambio es un total reconocimiento a lo que siempre hemos hecho, mucha gente no reconocía el valor, porque como a veces es tan difícil de medir y normalmente la gente piensa que tienen mayor valor las cosas que pueden medir y que tiene indicadores tangibles. La cultura ha logrado un gran reconocimiento en este tiempo. Precisamente porque las artes han sido compañeras. Ha sido doloroso que haya sido de esta manera, pero sin duda es un reconocimiento de para qué sirve. La OMS declaró que las artes son fundamentales para la salud mental. Hay una serie de cosas que han pasado y que son interesantes, pero eso no quiere decir que se redefina el significado de cultura, pero le dé una dimensión y la ubica en un lugar donde ha debido estar todos estos años”.
¿Qué aprendió dirigiendo el Mamm y qué enseñanzas le quedaron para arrancar este nuevo camino?
“Hay una cosa muy importante y es el trabajo de equipos, los equipos de trabajo de los museos están conformados por personas totalmente comprometidas, que aman lo que hacen y es imposible liderar un museo sin reconocerlo. Uno de los grandes aprendizajes, que suena muy cliché pero que un museo funciona perfectamente, es que en cada una de las acciones termina participando desde el director y el curador hasta el vigilante. Eso es un ejercicio que ocurre en un museo y no ocurre en cualquier entidad o equipamiento cultural. También diseñar un programa que invite gente con diferentes intereses y a gente de diferentes generaciones, eso es clave y ese será uno de mis retos. Fue algo de lo que logramos en el Mamm cuando nos pasamos a la sede de Ciudad del Río donde llegamos a colonizar una nueva zona de la ciudad, fuimos de los primeros que llegamos, y de alguna manera lo que ahí pasara iba a terminar tirando línea para el desarrollo de la zona. Fue bonito contar con el acompañamiento de los urbanistas y de los constructores de la zona que nada tenían que ver con el museo, pero que sentían que lo que nosotros dijéramos era importante. La relación con los vecinos es fundamental, entender que es distinto un museo que está ubicado en Bogotá, en la carrera Séptima, al lado de la 26, a que este museo estuviera ubicado en otra zona de la ciudad, sería un museo totalmente distinto. Aprendí a conocer mucho los públicos, entender cómo puede uno trabajar con esos vecinos porque eso fortalece mucho la actividad y la programación del museo”.
Hablando del equipo de trabajo, ¿habrá cambios también con el resto del equipo del Museo, como lo hubo en la dirección?
“Por el momento seguiremos igual, sin duda, porque, como te decía, es gente que conoce lo que hace y que ya tiene una línea. Adicionalmente, los museos se programan con años de anticipación, entonces uno no llega a definir el programa para el próximo semestre porque está definido desde inicios del año pasado”.
¿Cómo fue el proceso de elección para llegar al cargo?
“En realidad, creo que la experiencia del Mamm fue válida, sobre todo con ese proyecto de ampliación y de redimensionar el museo no solo como edificio, sino como programa. Fue muy importante todo el relacionamiento, siendo este un museo público, con agentes privados. Creo que también tuvo un peso el paso por el Idartes, donde también hicimos equipamientos importantes que fueron la Cinemateca y Galería Santa Fe. El hecho de tener la experiencia de ese trabajo y sacar esos equipamientos, tanto en lo privado como lo público, tuvo un valor”.
El Museo está ahora bajo el viceministerio de la Creatividad y Economía Naranja, ¿considera que eso influirá en las decisiones que se tomarán en el Museo?
“No influye en nada, simplemente nos integramos a un equipo de trabajo que está bajo ese viceministerio. El Ministerio tiene dos viceministerios, el de Creatividad y Economía Naranja y el otro es el de Fomento Regional y Patrimonio, antes había uno solo. Eso no cambia lo que hace el Museo Nacional seguirá haciendo lo que hace, pero hace una alineación de objetivos con muchas otras entidades y direcciones del Ministerio de Cultura para trabajar todos en una misma línea. No es motivo de confusión, incluso la Dirección de Artes está ahí, el Teatro Colón también y finalmente estos espacios tienen una línea que tiene que ver con sostenibilidad, con que tienen que ser lugares autosostenibles”.
¿Qué se imagina para las exposiciones de 2022 o para más adelante?
“Yo no quiero romper de entrada con un trabajo muy juicioso que se viene haciendo. Quiero tener reuniones con los curadores, y exactamente con la curadora de arte, para ver cómo está trazada esa línea. Cuando entré al Mamm me hicieron esa misma pregunta y respondí que mi sueño era tener una exposición de Sophie Calle y fue la última que hice en el museo. En este momento no quiero lanzarme con una cosa que sea disonante con el resto de la colección. Apenas estoy entrando, entendiendo”
incrementó el número de visitantes del Mamm durante la dirección de Restrepo.