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“La música nos pone de acuerdo”

  • Carlos Vives tiene muchas historias de reconciliación con su música. Aquí recopila algunas y habla de la importancia del artista en este proceso.
    Carlos Vives tiene muchas historias de reconciliación con su música. Aquí recopila algunas y habla de la importancia del artista en este proceso.
  • Viva la música. Djlu / Juegasiempre. Bogotá 2015
    Viva la música. Djlu / Juegasiempre. Bogotá 2015
06 de febrero de 2016
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Cuando lee la frase “el arte y la cultura como herramienta de reconciliación”, ¿qué se le viene primero a la cabeza?

El arte es una expresión natural del hombre y es muy importante porque creo que poder escarbar a través del tiempo va a ser fundamental. Es importante ver la cultura de manera innata en nuestra gente y diversidad.

¿Cuál es la responsabilidad de los músicos y el arte en general en el proceso de reconciliación que se vive en Colombia?

El artista trabaja con la identidad y tiene la responsabilidad de sensibilizar. Si los colombianos nos sensibilizamos con el arte, la música, la historia, será más fácil poder comunicarnos dentro del amor. El artista despierta la sensibilidad en la gente.

A pesar de ser un país de regiones muy diferentes, nuestras expresiones culturales nos han conectado como país. La música ha servido en nuestros conflictos históricos entre regiones, conflictos entre partidos, prejuicios y culturas. Por ejemplo, el caso típico para nosotros los costeños con los del interior, los cachacos. La música costeña y la del interior nos ha conectado a los costeños con ellos. La música acaba las diferencias, nos pone de acuerdo.

¿Podría contarnos alguna experiencia en donde la música haya sido una herramienta de reconciliación en su vida?

Yo nací en una sociedad excluyente, pero cuando nos congregábamos alrededor del acordeón, la gente cambiaba. No había ricos ni pobres, había gente viviendo esa experiencia de sensibilidad, todos nos reconocíamos, éramos iguales. Las músicas más auténticas siempre lo fueron, siempre reconciliaron. Yo veía en las parrandas vallenatas gente que venía de afuera, que no hablaba el español, diplomáticos que venían de otras culturas y se rendían ante el vallenato. Era música tan autóctona, tan única en apariencia, rara, desconocida para ellos, pero se rendían ante ella. El vallenato nos pone de acuerdo, nos hace olvidar las diferencias.

“Regresar a mi pueblo” es una canción con la que se podrían identificar los desplazados. ¿Se le ocurre una buena manera para reconectarlos con sus raíces culturales? ¿Qué tan importante es ese reencuentro con las raíces para este proceso?

Regresar a esas tierras debe ser muy emocionante porque eso es conectarse con su identidad. ¿Qué podemos hacer todos? ¿Qué puede hacer el Estado para que la historia no se repita? ¿Para que nuestros campesinos puedan ser felices en sus tierras? Uno puede hablar de las frutas, las verduras, la carne y todo aquello que se prepara en el campo, pero que el campesino esté contento en su tierra depende de cosas tan sencillas como que el vallenato no desaparezca. El vallenato no desaparece si la industria puede seguir bendiciéndolo y dándole fama. Pero el vallenato depende de la salud del campo, de la salud del campesino. Mientras el campesino tenga su tierra, va a estar feliz y hacer más canciones famosas, es la única manera.

¿Alguna canción suya ha sido herramienta de reconciliación para otra persona, para una pareja, familia, amigos?

En mi trabajo tengo unos ejemplos hermosos de reconciliación. No solo de parejas, de los amores, sino de las personas consigo mismas, la música tiene esa naturaleza. “Tengo una canción tuya en un momento de mi vida muy especial”, esa frase nos la dicen a todos los artistas. A lo mejor la historia más pintoresca puede ser la del futbolista Diego Armando Maradona, que nos hicimos amigos a través de la música. A él le han gustado varias canciones y una le llegó en un momento especial con su esposa y se volvió un himno. Me invitó a su programa a cantarla, pero era una canción que comprometía a su ex con él, y su ex no quería nada, entonces cuando ella, que era productora de su programa, me vio llegar al estudio en Telefé, en Argentina, se dio cuenta que Diego quería cantar esa canción y nos prohibió cantarla esa noche. Entonces yo aparecí cantando otra canción y al fin la razón por la que fui, que era cantar conmigo la canción “Voy a olvidarme de mí”, no se pudo cumplir. Cuando yo trataba de cantarla me decía “NO”...

Usted está muy involucrado en un proyecto para Santa Marta llamado “Tras la perla de América”. ¿En algún punto la cultura o el arte juegan un papel? ¿Es algo como la reconciliación con el pasado de Santa Marta?

Tras la perla es una iniciativa, y una fundación, que articula todos los componentes, para que se pueda dar el trabajo en equipo, y solucionar muchas de las necesidades de la ciudad entre los dolientes, entre las personas que están buscando solución a esos problemas, en conjunto, que todos podamos aportar.

Es importante que la ciudad llegue a sus 500 años habiendo solucionado muchas de sus deficiencias de infraestructura, etc. El componente cultural es importante para saber de dónde se viene y seguir adelante. Creo que desconocemos un poquito nuestra historia y el potencial que podría sustentar las soluciones que buscamos. Ese componente es fundamental para que la gente sea feliz. Y nuestra gente feliz puede hacer sostenible una ciudad. Santa Marta lo ha sido y crece de manera saludable.

$!Viva la música. Djlu / Juegasiempre. Bogotá 2015
Viva la música. Djlu / Juegasiempre. Bogotá 2015
Juan Fernando Fonseca

Este artículo se publicó en el aniversario 104 de EL COLOMBIANO, con Fonseca como director invitado.

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