Desde abajo, Cerro Tusa parece tocar el cielo. Su forma piramidal domina el paisaje de Venecia y acompaña a quienes la miran desde la base como una montaña que guarda secretos antiguos. En sus laderas se siente un silencio distinto, un respeto que se impone. A esa cima, donde el viento golpea con fuerza, es a donde Luis Daniel Agudelo ha guiado a miles de visitantes en los últimos años. Allí encuentra sentido lo que empezó como un deseo simple, salir adelante.
El ascenso a Cerro Tusa empieza en el parque principal de Venecia. Daniel es el encargado de recibir a los visitantes, comparte la historia del municipio y se dirige con ellos a la base. El recorrido pasa por el altar ceremonial y la puerta de ingreso a la zona sagrada, donde se pide permiso a la montaña. “Para nosotros es obligatorio. Uno no sube sin agradecer” explica. Luego viene el ascenso de más de un kilómetro con tres miradores hasta llegar a la cima. La recompensa es una vista de 360 grados sobre el Suroeste antioqueño, un paisaje infinito y que, para Daniel, nunca pierde su fuerza. “La montaña habla. Si uno no se porta bien, lo saca. Hay que entrar con respeto”.
Daniel nació en la vereda La Arabia, lejos del centro urbano, entre cafetales y el trabajo duro de su familia. Conoce el campo con detalle, pero también sabía que quería algo más. “Tenía que hacer algo diferente”. Estudió cuando pudo, se formó con el Sena y con cada oportunidad fue entendiendo que el turismo podía ser una forma de transformar su vida y la de su municipio.
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