Hago un ejercicio mental e imagino el momento en el que el juez ecuatoriano Daniel Méndez, de guayabera sudada, metido en un escritorio chiquitico con un ventilador dando lentas vueltas y en medio de la humedad soporosa de la selva amazónica, emitió la orden de captura contra el ex ministro de Defensa Juan Manuel Santos, por el operativo en el que murió el guerrillero Raúl Reyes. "¡Aquí fue. Me hago famoso y quedo más parado que un berraco con el gran jefe Rafael!", debió decir en su mente, mientras le entregaba un documento a su secretaria, diciéndole con risita socarrona: "esto es para que detengan a Santos".
Uno esperaría que la acción del juez de Sucumbíos fuera un asunto aislado. Uno de tantos que pasa en la gran Latinoamérica macondiana, como aquel en el que mandaron a encanar un burro porque mordió a una señora o en el que le levantaron una multa a un Cristo en un viacrucis por ir en moto sin casco ni chaleco.
Pero no. Esta vez no se trata de la acción aislada de un juez tropical. En el juego del poder, la izquierda está moviéndose y don Rafael Correa no ha podido superar el resentimiento que le generó la Operación Fénix que, además, dejó al descubierto los nexos con las Farc de algunos altos funcionarios de su gobierno, como el ex ministro Gustavo Larrea. ¿Recuerdan la cara de rabia con la que miró a Álvaro Uribe y la pereza con la que le dio la mano, luego de la careada que tuvieron en República Dominicana? El hombre sigue ardido.
¿Lo malo? Pues que se viene un largo proceso jurídico para desenredar la madeja causada por este juez, quien casualmente favoreció en 2003 a Nubia Calderón, otra de las Farc y pieza clave del grupo terrorista en Ecuador. En este proceso, Colombia tendrá que rejustificar su derecho a la legítima defensa contra los terroristas como las Farc, un asunto que parece no caber y es medio complicado de entender en la mente terca de personajes como Rafael Correa, Hugo Chávez y Daniel Ortega. Siendo así, el establecimiento de las relaciones con Ecuador estaría lejos.
Lo cierto es que Santos le sacará capul a esta situación. Como buen zorro político, aquí hay tela para cortar. El gobierno colombiano contratará los mejores juristas para que lo defiendan y aprovechará para denunciar internacionalmente a Ecuador por diferentes situaciones relacionadas con el hecho, cosa que favorece las aspiraciones de Santos, quien de frente ha denunciado las relaciones non sanctas de muchos vecinos con los grupos ilegales. Ah, y la Interpol ya dijo que nada de difusión roja o difusión azul, bien sea para capturar o conocer el paradero del ex ministro, entonces, por ese lado, tranquilo. Pero lo mejor para Santos, la opinión pública y el pueblo colombiano cerraron filas a su alrededor, por un asunto de dignidad y soberanía nacional y eso, fácilmente, conociendo al personaje en cuestión, lo puede convertir en votos y eso es lo que quiere Juan Manuel: votos. Mira, juez Méndez, mira todo lo que puede pasar por haber dicho: detengan a Santos.
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