Cerca de 20 impedimentos, obstáculos, denuncias de vicios de trámite, oposición a la iniciativa, interpretaciones amañadas y ambigüedades jurídicas hacen parte de la trajinada iniciativa popular del referendo, que pretende reelegir al presidente Álvaro Uribe para un tercer mandato.
Desde la formulación del proyecto se iniciaron los tropiezos: De un lado, un grupo empezó a argumentar su oposición y, del otro, los promotores hicieron lo posible para sacar adelante la iniciativa, que alcanzó a reunir más de 4 millones de firmas y hoy está en la última instancia de su aprobación.
Los conjueces del Consejo Nacional Electoral (CNE) aseguraron que los promotores del referendo superaron los topes establecidos por la ley para tal procedimiento.
Los uribistas, como el representante Roy Barreras, presentaron una queja disciplinaria por prevaricato ante el Consejo Superior para que investigue a los conjueces. Este es apenas el último palo en la rueda, que ahora está en una carrera contra el tiempo. El panorama no es muy alentador para los uribistas. "Estamos contra el tiempo", asegura el representante a la Cámara Óscar Arboleda Palacio.
Para la oposición, el referendo está muerto. "No es posible que a dos meses de las elecciones presidenciales se determine si Uribe va o no", asegura el representante Carlos Arturo Piedrahíta.
Para explicar el cara y sello del referendo consultamos a un opositor y a un promotor de la iniciativa: los congresistas Carlos Arturo Piedrahíta y Alfonso Núñez Lapeira.
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