Si bien se manejan varias versiones acerca de los culpables, y tanto los revoltosos como las autoridades se incriminan entre sí, lo cierto es que las nuevas peleas que se presentaron el pasado domingo en el estadio, entre los hinchas del Atlético Nacional, son totalmente inaceptables.
Es complejo entender cómo aficionados del mismo equipo se agreden tan violentamente y no son capaces de compartir una tribuna.
Ojalá se tomen medidas serias y contundentes, no necesariamente que perjudiquen al Nacional.
Los hinchas pendencieros, por fortuna una minoría, necesitan mano dura con severos controles y vigilancia antes, durante y después del partido.
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