Seis semanas. Ese fue el plazo que le dio el ministro de Finanzas británico, George Osborne, a los líderes de la eurozona para implementar las medidas acordadas en julio y que los miembros en aprietos solucionen sus problemas fiscales.
Y es que lo que está en juego no es solo la quiebra de algunos países con altos déficits y niveles de endeudamiento, como Grecia, España o Italia. Detrás de estos países, que en conjunto no alcanzan a sumar el 7 por ciento del Producto Interno Bruto de la Unión Europea, está la estabilidad del proyecto monetario del euro.
Un cese de pagos de cualquier país miembro tendría efectos desastrosos no solo dentro del sistema financiero europeo debido a la exposición de todos los bancos y naciones a la deuda soberana, sino que generaría una pérdida de confianza en el euro, lo que haría que se desplome su valor en los mercados.
Con una moneda sin ningún valor comercial, la Zona Euro se vería en graves aprietos y la Unión Europea se encontraría balanceándose sobre la cuerda floja.
Es por esta razón que países como Alemania y Francia, que gozan de cierta solidez financiera, no pueden 'tirar la toalla' hasta que se hayan agotado todas las herramientas para evitar que las economías de algunos miembros colapsen.
A continuación mostramos cinco posibles escenarios que podrían hacerse realidad en la Unión Europea si los líderes de cada país miembro y los órganos multilaterales no logran coordinar esfuerzos para restaurar la sostenibilidad fiscal en el mediano plazo, sin afectar la economía y las perspectivas de empleo en una región muy golpeada.
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