Grande, así se puede calificar al alero argentino Emanuel Ginóbili. Y no es gratuito. Es el único jugador de baloncesto en ser campeón de la NBA, medalla de oro en los Juegos Olímpicos y presea dorada de la Euroliga.
La humildad también es el gran valor del mejor alero en la historia del básquet gaucho, ya que pese a ganarse casi 10 millones de dólares al año con los Spurs de San Antonio saca tiempo para los niños menos favorecidos y le gusta compartir sus experiencias.
EL COLOMBIANO dialogó en exclusiva con él.
¿Cómo recuerda hoy sus inicios en el básquet?
"Se dio naturalmente, mis hermanos mayores ya lo hacían y mi papá era dirigente del club Bahiense del Norte que quedaba a la vuelta de mi casa. Se me facilitó todo; después de salir de la escuela, pasábamos la mayor parte del tiempo entre balones".
¿Por qué el básquet y no el fútbol, el fuerte de su país?
"Más allá de haber jugado en el colegio y con amigos al fútbol siempre fue el básquet mi preferido; es más popular en mi ciudad natal -Bahía Blanca-".
¿Qué significa hoy ser el mejor latino del momento?
"Es muy gratificante que a uno lo consideren por lo que hace. Creo que ser observado y admirado por mucha gente te crea cierta responsabilidad, no una obligación".
¿Cómo fue su proceso en los Spurs de San Antonio?
"Me costó más la adaptación deportiva que la social. Estaba tan ilusionado con la posibilidad de jugar en la NBA que no pensaba tanto en lo otro. Debía adaptarme de a poco y ganarme la confianza de todo a pasos pequeños, sin hacer locuras ni salirme del esquema".
Proceso por objetivos...
"Sí, primero me puse el objetivo de ser un obrero y ayudarle al equipo. Me di cuenta de que en este conjunto difícilmente podía anotar, por eso me maté en defensa, me tiré de cabeza para recuperar pelotas, traté de penetrar y luego dar el pase extra. Quería ser un jugador confiable, no tan impredecible para mis compañeros. El aro llegaría algún día".
¿Cuáles son las sensaciones de jugar con los mejores del mundo en la NBA?
"Es algo único, me encanta y cada jugador debe vivir esto. Me gusta el ambiente, la adrenalina y la presión".
¿Qué vale más: ganar la NBA, el Mundial de básquet o los Juegos Olímpicos?
"Mi podio sería: Juegos Olímpicos, NBA y Mundial".
¿Y tiene un ranquin de sus mejores momentos?
"Tres muy emotivos: cuando ganamos la Euroliga en la Virtus Bologna, en 2001; el oro en Atenas-2004 y el séptimo partido de las finales de la NBA con los Spurs, en 2005".
¿Cómo ve a los Spurs para esta temporada?
"Tal como esperaba no hubo grandes novedades. Cuando un equipo está a segundos de ganar la NBA sucede de esta manera. Se mantiene la base intacta. La incorporación de Marco Belinelli por Gary Neal nos da algo que necesitábamos, un jugador más que rote con nosotros en la posición de uno, dos y tres. Es cierto que con Belinelli perdimos la explosividad de puntos que tenía Neal, pero es un hombre que puede tener la pelota, entiende el juego y nos dará una mano importante.
En cuanto a Jeff Pendergraph por Blair DeJuan, la realidad es que sumamos centímetros debajo del aro y DeJuan no había participado mucho en los últimos tiempos. Esperemos no sufrir tanto las ausencias y que las nuevas piezas se adapten rápido al equipo y poder mantenernos como siempre dentro del lote de equipos que peleen por el título".
¿Ha pensado en el retiro y qué haría después de ello, quizás ser entrenador?
"Aún no lo sé. No descarto nada. Soy curioso en todo aspecto. Me gusta conocer gente a la que, seguro, le gustaría escuchar mis historias, mi experiencia, mis anécdotas y generar encuentros. Después del retiro, los primeros tiempos serán de una vida de readaptación; después terminaré orientándome, pero no creo que en mi futuro esté la posibilidad de ser entrenador de básquet. No es lo mío".
¿Le apuntaría al Mundial en España-2014 o a los Olímpicos de Río-2016?
"No sé, no dije si voy a jugar o no, todavía no lo he decidido. Tengo 36 años, mi cuerpo no es el mismo, el año pasado tuve una temporada complicada, así que dependerá de cómo me sienta en los próximos meses. Una vez que vea como me siento lo hablo con mi mujer, tengo hijos ahora y no estoy solo, y decidiremos juntos si juego o no".
¿Cómo recibió la designación del Papa Francisco?
"Estábamos siguiendo la ceremonia y cuando escuchamos el nombre dije: ¿Qué? ¿Escuché bien? Un argentino está a cargo de un billón de personas, no es algo que suceda a menudo. La recibí maravillado, claro".
¿Cuál es su labor social como deportista y persona?
"Los temas sociales en Argentina son abordados a través de nuestra Fundación y el trabajo como Embajador de Unicef en pro de los menos favorecidos".
¿Su definición del básquet?
"Es el deporte más hermoso".
¿Quiénes son sus ídolos?
"Michael Jordan en el exterior y Juan Espil en Argentina".
¿Qué significan los Spurs?
"Tuve suerte de llegar a esta franquicia; es, sin dudas, una de las mejores de la NBA y me han hecho sencilla la adaptación; hoy la siento mi casa".
Los mejores amigos...
"De los excompañeros, me cuesta nombrar solo un par. Obviamente, Fabricio Oberto está en otra categoría por todo lo que compartimos en tantos años, pero me llevo bien con Tim Duncan y Tony Parker. Además, de Sean Marks, Rasho Nesterovic, Bruce Bowen, Michael Finley, Hedo Turkoglu, Brent Barry y seguro me olvido de muchos. Este año tenemos un número importante de jugadores extranjeros y por costumbres y gustos, nos juntamos mucho para ir a comer y hacer otras cosas, sobre todo con Tiago Splitter, Pat Bonner y Boris Diaw ".
¿Cómo se ve de ídolo?
"Cuando se empezó a hablar de eso, allá por 2005, me cambió. No me lo imaginaba. Nadie se pone ahí solo, pero cuando te lo mencionan... Que te pongan en la historia de un país con tantos éxitos deportivos... Se fue dando. Yo sólo viví a Diego Maradona de todos los que se nombran. No sé qué gestaron en la gente Roberto De Vicenzo, Carlos Monzón o Guillermo Vilas. Esto me hace tomar un poco más de dimensión sobre quién soy y lo que puedo significar para la gente que me saluda".
¿Y de padre y esposo?
"Soy "familiero", la llegada de mis hijos, los mellizos Dante y Nicola, me hizo aún más amante de la casa con mi esposa Marianela Oroño; todavía no entienden de victorias o derrotas, de puntos o rebotes, ni siquiera de lesiones. Con simpleza y transparencia son un motor de energía y me cambian cualquier clima negativo en positivo".
¿Cuál es su mensaje para la niñez del mundo?
"Trabajar duro, con humildad, honestidad y objetivos claros, todos los sueños se pueden cumplir"
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