"...excúseme, tengo solamente una cosa que decir, he estado encadenado durante diez años, yo soy el teniente Malagón del glorioso Ejército Nacional de Colombia, secuestrado por múltiples factores por esta guerrilla...".
Luego de escuchar esas palabras después de un año o de leerlas simplemente, nadie puede negar que estremecen a cualquiera, que le ponen la piel de gallina al más macho de los machos, que demuestran que tenemos los soldados más corajudos del mundo y que revelan el valor patriótico que a muchos nos falta.
Efectivamente, esa es la moral, esa es la patria, esa es la bandera, ese es el himno, es la querencia a las instituciones, a las fuerzas militares y ese es el camino a la paz.
Ojalá reflexionemos sobre la valentía que tuvo el teniente Malagón de encarar a sus secuestradores, de hablar cuando no podía, de haberlo hecho amarrado, torturado, alejado de su familia, con cientos de fusiles intimidantes tras sus espaldas y tengamos la posición firme, gallarda y patriótica que este hombre nos enseñó, para hacer frente de una vez por todas a las Farc y decirles NO MÁS, pero con la profundidad que él lo hizo.
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