Duele y reclama el valor de la solidaridad, sino con ayudas materiales, sí desde la oración, la suerte adversa que enfrentan miles de familias de Río de Janeiro, Brasil, víctimas de una de las peores temporadas invernales de los últimos tiempos.
En el área metropolitana de Río ayer se contabilizaban más de 160 muertos, y más de 200 desaparecidos en la ciudad de Niteroi, de la que poco o nada se sabía fuera de las fronteras brasileras, quizás opacada por la megametrópoli de Río. Las imágenes son devastadoras en Niteroi, donde los deslizamientos abren enormes explanadas o cráteres, y en los complejos comerciales y habitacionales de Río, donde las aguas represadas multiplican pérdidas y sufrimientos.
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