Cuentan las buenas lenguas que si hay una nadadora disciplinada y que ame a su deporte es la antioqueña Salomé Vélez Cataño.
Y de seguro que sí. O si no, no hubiera atesorado tres medallas de oro en los Juegos Panamericanos Escolares que se celebran en la ciudad brasileña de Juiz de Fora.
Salomé es de las que no ve la hora de ir a entrenar a la piscina Olímpica.
Para fortuna de la natación popular de Antioquia, con ella se sigue la historia de las vocaciones iniciadas en Comfama. Esta vez en la sede de Bello, donde vive y estudia la sardina de 16 años que está próxima a terminar el bachillerato en el Colegio Parroquial San Buenaventura.
La nadadora que empezó a tirar piscina a los seis años de edad, en el club Huracanes, en el cual permanece aún hoy, aprovecha cualquier espacio para ir la Olímpica y entrenar lo que más pueda. Eso sí, sin importar que tenga que coger el metro o volver a las ocho de la noche a casa para retomar los libros.
"Ella es juiciosísima, un ejemplo de lo que debe ser el deportista de hoy. En Brasil está viendo el resultado de lo que es entrenar y competir. Le está sacando partido a lo que se puede llegar por medio del aprendizaje".
Filosóficamente, el gerente de la Liga de Natación de Antioquia, Javier Ignacio Gómez resaltó así el papel de la consagrada pechista, ganadora de los 50, los 100 y el 4x50 combinado. Busca, además, los récords nacionales absolutos de la bogotana Mónica Álvarez, quien durante ocho años ha dominado el escenario colombiano.
Salomé es una de esas nuevas figuritas que de a poco van saliendo de la piscina.
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