Afganistán vivió ayer un día de terror, luego de tres ataques que dejaron cerca de 50 muertos y docenas de personas heridas.
El primer atentado suicida con bomba ocurrió contra la vivienda de un líder de la comunidad local en Lashkargah, capital de la conflictiva provincia de Helmand (sur), causase siete muertos y ocho heridos. A ello siguió un doble atentado suicida en las inmediaciones del Parlamento afgano en Kabul, una acción reivindicada por los talibanes que causó al menos 30 muertos y 80 heridos.
A estos actos violentos se sumó el ocurrido contra una oficina gubernamental en la provincia de Kandahar, en el sur del país. Allí al menos 12 personas murieron y otras 15 resultaron heridas, entre estas últimas el embajador de Emiratos Árabes Unidos en Afganistán, Juma Mohammed Abdullah Al Kaabi.
El ataque se produjo contra el complejo de oficinas del gobernador de Kandahar, Homayoon Azizi, quien también resultó herido en la acción, informó a Efe su vocero, Samim Khpalwak. “Nuestro gobernador y el embajador de Emiratos Árabes Unidos están entre las personas heridas, pero sus heridas no son graves”, agregó la fuente.
Los ataques fueron condenados por el presidente afgano, Ashraf Gani, quien lamentó que los talibanes mataran civiles “desvergonzadamente” y, que además se atribuyesen la acción con “orgullo”. “Los autores de este crimen nunca estarán seguros en ninguna parte de este país”, afirmó Gani, según un comunicado de la presidencia.
Los talibanes han venido ganando terreno desde el fin de la misión de combate de la OTAN en enero de 2015 y controlan, según datos de Washington, un tercio del territorio afgano.
Durante el pasado año la formación insurgente cercó al menos cinco capitales de provincia, en algunos casos llegando a tomar parcialmente varias de sus áreas .
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