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La censura toca a la academia en el mundo

Mientras en Hungría centros de pensamiento quedan bajo dominio estatal, en América acortan presupuestos.

  • Imagen de archivo de una estudiante de la Universidad Central de Venezuela durante protestas en contra del gobierno el pasado mes de mayo. Los universitarios son víctimas de represión. FOTO AFP
    Imagen de archivo de una estudiante de la Universidad Central de Venezuela durante protestas en contra del gobierno el pasado mes de mayo. Los universitarios son víctimas de represión. FOTO AFP
La mordaza a la academia cruza fronteras
03 de julio de 2019
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Los profesores de Hungría quedaron en alerta después de que el Parlamento de ese país aprobara ayer una ley que pondría en peligro la libertad de catedra. Esta consiste en reducir su independencia de las Ciencias Nacionales, una institución que está integrada por 150 grupos de investigación que vinculan a 5 mil profesionales. A este caso se le suman Bolivia, Nicaragua, Venezuela y Turquía.

Ahora, en Hungría estos grupos estarán bajo el control de una red estatal de investigaciones sobre la que tendrá control el gobierno. A pesar de que contará con seis delegados de la academia y seis del sector público, tendrá un mediador que será elegido por el primer ministro, Viktor Orbán.

Él es un funcionario nacionalista y de derecha ya conocido por sus políticas con tintes xenófobos y antimigración cuyo partido, el Fidesz-Unión Cívica Húngara, cuenta con la mayoría en el Parlamento. Esto fue evidente en la votación de la ley que obtuvo 131 sufragios a favor, 53 en contra y 3 abstenciones.

“Es un paso más dentro de lo que ha hecho el gobierno frente a instituciones que son críticas”, afirma el director de la Clínica de Derechos Humanos de la Universidad de Ottawa, Salvador Herencia, quien sigue la pista de la libertad académica y la autonomía universitaria en el mundo.

Sin ir muy lejos, en abril de 2017, el propio Orbán impulsó una ley en el Parlamento que le dio la potestad de clausurar la Universidad Central Europea, un centro de pensamiento neoliberal que era financiado por el filántropo estadounidense George Soros.

“Vemos cómo la libertad académica es vista como una creación de pensamiento crítico hacia el gobierno”, sentencia el profesor Herencia.

Y Hungría no es el único ejemplo. En Turquía, el primer ministro Recep Tayyip Erdoğan, quien también es reconocido por su tendencia de derecha, en octubre de 2016 aplicó un decreto de Estado de emergencia con el que despidió a 1.267 profesores y 10.158 funcionarios. Además, acabó con las elecciones a rector y cerró 15 medios de comunicación.

Antecedentes demuestran que esas políticas también están en Latinoamérica.

La universidad latina

Aula Abierta, organización no gubernamental que busca la defensa de los derechos universitarios, ha denunciado casos de hostigamiento a las instituciones. Esta ha evidenciado ataques a la academia en Bolivia, Nicaragua y Venezuela, que van desde la asfixia presupuestal hasta el encarcelamiento de alumnos y docentes. “El ejecutivo intenta entrometerse en el régimen académico porque este ha sido opositor a cualquier gobierno de turno. En Venezuela, por ejemplo, la universidad es una cantera de líderes estudiantiles que luego se convierten en diligentes regionales”, así lo explica el presidente de la Federación de Centros Universitarios de ese país, Marlon Díaz Golindano.

O en Nicaragua, profesores como Josvell Saintclair y Anielka Montoya fueron despedidos de la Universidad Nacional Autónoma por su apoyo a las protestas estudiantiles, en una expulsión masiva de personal que hubo en esta institución en septiembre de 2018.

Llamado por la libertad

La decana de la Facultad de Pedagogía de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo de Argentina Verónica Piovani, afirma que es importante que las universidades puedan hacerse sus propias preguntas, incluir su agenda y una diversidad de saberes relacionados con la región.

La academia en países como Hungría, Turquía y Venezuela ya ha vivido hechos claros que evidencian que está en riesgo, por lo que para los expertos es necesario vigilar el cumplimiento de sus libertades.

En Budapest los científicos se preparan para protestar y pedirán al Tribunal Constitucional que revise la normativa. Entre tanto, al otro lado del mundo las luchas de los universitarios siguen con claros ejemplos de represión.

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