El anuncio de que la recolección de firmas necesarias para la convocatoria a un referendo revocatorio contra el presidente venezolano Nicolás Maduro “probablemente” se inicie a finales de octubre, dejó sinsabores.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) de ese país determinó que si la oposición logra recoger en tres días casi 4 millones de firmas requeridas para avalar el mecanismo, desde finales de noviembre empezarían a correr 90 días dentro de los cuales la autoridad debe convocar al plebiscito.
Así las cosas, la posibilidad de que el proceso se lleve a cabo a finales del 2016 parece cada vez más lejana. En cambio, si el referendo se extiende hasta 2017, como prevén los analistas, el mecanismo ya no serviría para llamar a nuevas elecciones presidenciales, sino que dejaría como única alternativa que el vicepresidente de Venezuela, Jorge Arreaza, de corte oficialista, sea quien reemplace a Maduro, entonces despojado del poder.
Aunque la coalición de partidos de oposición, Mesa de la Unidad Democrática (MUD), conserva la esperanza y asegura que los plazos sí serán suficientes para que el plebiscito se realice este año, la interpretación que hacen los académicos es otra.
Óscar Arnal, abogado constitucionalista de la Universidad Central de Venezuela, considera que las nuevas dilaciones del CNE lo dejan en una especie de operación tortuga: “Van retrasando el proceso sobre la base del perfeccionamiento técnico para que el referendo se haga en 2017, y es algo que viola la Constitución, porque el espíritu y razón de uno de sus elementos, la posibilidad de un revocatorio, pierde toda posibilidad por cuenta de la lentitud del oficialismo”.
De acuerdo con Carlos Romero, politólogo de la Universidad Central de Venezuela, las declaraciones del CNE “marcan de una forma definitiva la posición de esa institución, que coincide con otros poderes del Estado en la idea de que no habrá referendo antes del 2017”.
Así las cosas, el experto concluye que no solo el régimen no saldría del poder, sino que la figura misma del referendo perdería el entusiasmo que hoy despierta y la oposición de su país quedará en medio de una encrucijada.
“La MUD se concentró en que la única salida a la actual crisis de Venezuela es el referendo antes de enero de 2017, pero ya cuando la suerte está echada, parece como si se quedaran sin alternativa”, critica Romero, para quien la oposición solo tiene dos salidas.