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Odie, el perrito que fue rescatado de las vías del metro hace 10 años, sigue esperando una familia que lo adopte

Como él, hay otros 86 animales que ajustaron más de 10 años a la espera de conocer el calor de un hogar.

  • Odie fue rescatado desorientado en la vías del metro y se ha convertido en uno de los más carismáticos y tranquilos habitantes de La Perla. FOTO: CORTESÍA
    Odie fue rescatado desorientado en la vías del metro y se ha convertido en uno de los más carismáticos y tranquilos habitantes de La Perla. FOTO: CORTESÍA
23 de julio de 2025
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Odie llegó a La Perla el 27 de octubre de 2015. Tenía dos años aproximadamente. La Policía Ambiental lo encontró deambulando por las vías del metro, con el cuerpo delgado, laceraciones en la pata delantera, infestado de pulgas y garrapatas y con la mirada baja, como quien no espera mucho del mundo. Era un perro tímido, desconfiado e invisible para la ciudad. En esas condiciones llegó al centro de bienestar animal de la capital antioqueña donde, lentamente, le cambiaron la vida.

Odie, bautizado así por su nobleza y discreta alegría –como el sufrido amigo de Garfield–, fue esterilizado dos meses después de su ingreso y desde entonces ha recibido cada tratamiento, control y caricia. A lo largo de los años enfrentó signos respiratorios, dermatitis, una intervención periodontal y una otitis alérgica, pero siempre respondió con buena evolución. Hoy, más allá de una enfermedad osteoarticular, propia de su edad, Odie está sano y alentado. Recibe tratamiento para proteger sus articulaciones y necesita que le limpien los oídos al menos tres veces por semana. Cuando sabe que es momento del tratamiento, se adelanta a la puerta, como si supiera que del otro lado lo espera no solo alivio, sino cariño.

El cuerpo de Odie ya no es el mismo que entró por primera vez a La Perla hace casi una década. Hoy está más regordete, más canoso y más lento. Pero también más sabio, más tierno y mucho más confiado. A sus 12 años, este perrito de pelaje cenizo con orejas y trompa negras, aún no conoce el calor de un hogar; Lo que sí ha conocido, en cambio, es la paciencia.

La gran responsable de haber transformado ese dolor en confianza y cariño es María Fernanda, la auxiliar veterinaria que lo ha acompañado en su rutina médica, pero también en su transformación emocional. Odie ya no es el perro tímido que llegó. Ahora convive sin problema con otros caninos del Bloque A, el hogar de los perros ancianos de La Perla. Es sociable con niños y adultos durante los eventos, le gusta que le acaricien la pancita, le encantan los cábanos y, aunque a primera vista parece serio, es un perro dulce y fotogénico que sabe robarse las miradas.

Su cuerpo envejeció, sí. Pero su espíritu no se ha ido a ningún lado. Odie sigue activo, atento y listo para ser recibido en un hogar. Ha aprendido a confiar. Y aunque nunca ha tenido una familia, está preparado para tener una. Quizás por eso su historia duele un poco más: porque no es un perro roto, enfermo o agresivo. Es, simplemente, un perro mayor. Y eso, en un mundo que prefiere cachorros pequeños, parece ser su única condena.

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Adoptar un canino geriatra como Odie no es un acto de compasión, es un privilegio, señalan desde La Perla. Estos perros tienen el carácter definido, se adaptan con facilidad, no requieren paseos largos, pero sí ejercicio moderado y aprenden rápido. Son inteligentes, tranquilos y agradecidos. No hay que enseñarles desde cero: ya saben. Y sobre todo, ya han esperado demasiado.

En el Centro de Bienestar Animal La Perla, hay hoy 87 animales que llevan más de 10 años esperando un hogar, una familia, así como Odie. Y otros 680 que han permanecido entre 5 y 10 años, viendo pasar las familias, las cámaras y las campañas, pero no la oportunidad de ser adoptados. No son invisibles. Solo necesitan que alguien los vea con otros ojos.

Adoptar a un perro como Odie no es solo ofrecerle un hogar: es devolverle al amor su lugar en el mundo. Odie está listo. Su historia está viva. Solo falta que alguien, por fin, le diga: “vámonos a casa”.

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