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A BBVA le asusta que corrupción se extienda a otras contrataciones

Así lo reconoció el presidente de la entidad, Óscar Cabrera, en charla con EL COLOMBIANO.

  • Óscar Cabrera, trabaja para el conglomerado español BBVA desde hace 19 años, los últimos 9 como presidente del BBVA Colombia. FOTO Manuel Saldarriaga
    Óscar Cabrera, trabaja para el conglomerado español BBVA desde hace 19 años, los últimos 9 como presidente del BBVA Colombia. FOTO Manuel Saldarriaga
  • A BBVA le asusta que corrupción se extienda a otras contrataciones
19 de febrero de 2017
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Una visión más optimista frente a lo que se afrontó el año pasado, tiene hoy Óscar Cabrera Izquierdo, presidente del BBVA Colombia, quien aseguró que la reducción del 15 % en las utilidades logradas en 2016, comparadas con las de 2015, fue el resultado de las “lluvias” que los nubarrones económicos desataron, y que serán compensados con una mejor dinámica.

En diálogo con EL COLOMBIANO, el banquero español destacó el agresivo plan de expansión ejecutado en los últimos tres años, que le permitió pasar de 320 a 420 oficinas en Colombia. Pero la entidad, además del desarrollo físico o convencional de sucursales, está orientada a la “digitalidad”, intentado que el contacto con clientes sea de 7 días a la semana, 24 horas al día y canales diferenciales frente a los que ofrecen otros bancos.

En la conversación, Cabrera explicó por qué 2017 pinta mejor, hizo referencia al alcance de la reforma tributaria aprobada en diciembre y planteó su temor frente a la eventual contaminación de la corrupción en otros proyectos de infraestructura, como los descubiertos en el caso de la constructora brasileña Odebrecht en la Ruta del Sol.

Desde su óptica, ¿cómo explica todos los escándalos que se están destapando en la contratación de infraestructura?

“El sector de la infraestructura está sufriendo un momento difícil por todos los acontecimientos revelados, lo que a su vez genera una tensión en la economía. Esperamos que se resuelvan todos los inconvenientes que han surgido, porque el país necesita infraestructura y obtener condiciones para que los inversionistas, los constructores y el sistema financiero podamos participar en el proceso en el que estábamos: que el país disponga de la infraestructura que requiere para ser más competitivo, de cara al comercio internacional”.

El Gobierno le insistió al sistema financiero y, en particular, a la banca para que financiara los proyectos de cuarta generación (4G), ¿qué acogida tuvo ese llamado en el BBVA?

“Estamos con nuestros clientes tradicionales, con los que hemos trabajado siempre, y apoyándoles en el financiamiento de lo que puedan necesitar. Revisamos cuidadosamente las iniciativas, para que estas terminen, y asegurar que no tendrán efectos disruptivos como los que estamos viendo (Odebrecht). El sistema que se diseñó para esto es muy complejo, porque hay sponsors (promotores de proyectos) que no son muy fuertes, ese es un riesgo del esquema, y en otros casos hay unos proyectos que demandan una labor casi que heroica por parte de la banca, por ser exagerados desde el punto de vista del apalancamiento. Esto complica los cierres financieros y los proyectos, por las condiciones geológicas del terreno, tampoco son fáciles de desarrollar”.

Aun así algunos de sus competidores locales anunciaron recursos billonarios para apalancar algunas obras...

“Por las complejidades que le mencioné, nosotros nunca nos hemos planteado la posibilidad de comprometer ninguna cantidad de recursos en concreto, porque todo depende de cada proyecto y porque tenemos una enorme responsabilidad con nuestros depositantes. Así que vemos cada proyecto, si nos gusta vamos y si no, pues no vamos y no comprometemos ningún monto”.

Pero mediante esos clientes tradicionales, ¿qué volumen de aportes la ha inyectado el BBVA a esos desarrollos?

“No es fácil medir ese monto, porque hay posiciones diversas, algunas con financiamiento de capital y mediante otros instrumentos financieros”.

¿Le asusta que, además de lo conocido, haya una contaminación en otros proyectos de las 4G?

“Sí, tengo susto de que haya contaminación en otros lados. En el contexto en que está ahora todo, el problema sería una mayor contaminación. No sabemos todos los detalles, estamos como recibiendo capítulos de una novela y lo que más nos cuesta en este momento es saber dónde está el final. Ese es parte del problema que tenemos, mientras no se aclare la totalidad del asunto, lo que hay es incertidumbre, no solo en las entidades financieras, sino en cualquier inversionista (ver Paréntesis)”.

Aparte de la novela de Odebrecht, ¿que más ha visto en el despegue del 2017?

“Se avizora un año mejor que el 2016, con menor incertidumbre en el sentido de que ya hay definidas unas nuevas reglas fiscales y, así, uno ya sabe a qué atenerse con los distintos planes, y eso debe generar mayores inversiones. Se verá impulsada la inversión extranjera, por la mejor imagen de una Colombia prosperando, avanzando en el camino hacia la paz. También debe ser un año con menor inflación, porque el pasado alcanzamos el 9 %, y ahora estamos en niveles del 6 % y la tendencia es que habrá una reducción gradual. Esto permitirá que el Banco de la República baje su tasa de interés, lo que impulsará la economía”.

¿Cuánto proyecta que se expanda el PIB nacional?

“Un 2,4 %, luego de un 2016 que tuvo un aumento inferior al 2 %. El balance: no es un gran año este 2017, hubo mejores, pero será más satisfactorio que 2016 y eso ya es bueno”.

Usted definió al 2016 como un año con nubarrones, ¿cómo describe el 2017?

“Siempre aparecen nuevas incógnitas. Este año tienen que ver con el entorno internacional, con lo que pueda pasar en Estados Unidos, las políticas que allá se definan y sus efectos en América Latina”.

¿Qué consideración tiene de la reforma tributaria?

“El sistema tributario requiere de ajustes profundos. Lo requería antes y lo sigue requiriendo ahora. La reforma del 2016 tiene el mérito de conseguir el recaudo que la economía necesitaba para balancearse de una forma adecuada y compensar los gastos adicionales que traía. Siguen quedando elementos que no se recogieron, que tienen que ver con pilares fundamentales del sistema fiscal que queremos en el país”.

¿A qué se refiere?

“Por ejemplo, qué nivel de progresividad fiscal debe tener el sistema tributario, o cómo se va a luchar de manera fuerte contra la elusión y la informalidad o por qué tienen que seguir siendo las empresas las principales financiadoras del gasto público. Siguen quedando temas que año tras año nos tocará ir corrigiendo para mejorar y optimizar el sistema fiscal, que en últimas permita redistribuir mejor las rentas”.

El Gobierno defiende que la reforma es de largo aliento, para otros aseguran que será necesaria una nueva en 2018, ¿qué piensa?

“No creo que la reforma de 2016 tenga tanto calado. Si se compara el sistema fiscal colombiano con otros países de la región, se encuentran desequilibrios claros. Aquí el 70 % de ingresos provienen de empresas, eso no ocurre en el promedio de América Latina, 50 % empresas y 50 % personas naturales, y en el mundo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) está en 30 % de empresas y 70 % en personas. Al sistema le quedan pendientes, pero habrá que ir haciendo las cosas pasito a pasito”.

El paquete tributario elevó el IVA y mantuvo 4 x 1.000...

“El aumento del IVA impactó a la banca, porque esto le incrementa los costos, como a cualquier colombiano y, además, por la singularidad legal del sistema financiero. Y el 4 x 1.000, lamentablemente seguimos sin conseguir que desaparezca. Siempre hemos dicho que es un impuesto antitécnico, y nos ha faltado, como país, osadía para cambiarlo y replantearlo. Detrás de ese tributo hay muchas ineficiencias, muchos costos que no son fáciles de observar. Parece que se está viendo que quitar ese impuesto es restar una gran cantidad de recursos. Creo que al quitarlo podrían sobrepagarse esos dineros con otro tipo de impuestos, que pueden surgir por la mayor bancarización”.

Por último, ¿hay alguna posibilidad de que BBVA siga el ejemplo de sus colegas españoles de Santander y se vaya de Colombia?

“No. Tenemos una convicción y es que tenemos una larga historia, venimos de abrir cien oficinas, crecemos fuertemente, tenemos la capacidad de ir penetrando más el mercado. El país va a crecer más, las oportunidades son fuertes y no hay razones para que el banco esté pensando en eso”.

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