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No son asuntos ajenos entre sí. La nutrición, la salud y la economía está conectadas. Y si hay fallas o problemas en alguno de estos tres temas, se verá reflejado en los otros. Esa fue una de las principales conclusiones que dejó el foro “Nutrición, un ingrediente clave para la economía y la salud”, organizado por EL COLOMBIANO con la invitación de Abbott.
El evento, realizado entre las 6:00 p.m. y las 8:00 p.m. de este miércoles, contó con la participación de expertos de alto nivel que, en tres paneles, discutieron sobre las matices de la importancia de una buena nutrición.
El primero estuvo enfocado en la relación entre la nutrición y la economía en el mundo, con la participación de Elisa Cadena, subdirectora de Salud Nutricional, Alimentos y Bebidas del Ministerio de Salud; Pedro Fernando Hoyos, secretario de Inclusión y Familia de la Gobernación de Antioquia, e Israel Ríos, oficial regional de Nutrición para América Latina y el Caribe en la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO).
El segundo panel, “Cómo la nutrición hospitalaria afecta al sistema de salud en Colombia”, contó con el apoyo de Jairo Humberto Restrepo, coordinador del Grupo de Economía de la Salud de la Universidad de Antioquia; Gabriel Gómez, director médico de Abbott en Latinoamérica, y Charles Bermúdez, presidente de la Asociación Colombiana de Nutrición Clínica.
La última charla estuvo a cargo de Fernando Pereira, coordinador de Soporte Nutricional de la Clínica Las Américas; Beatriz Elena Restrepo, nutricionista clínica del Hospital General de Medellín, y Sandra Milena Galeano, coordinadora del Departamento de Nutrición del Hospital San Vicente Fundación de Medellín. En este se expusieron casos de éxito de instituciones y centros de salud que se han destacado por la calidad de sus servicios de nutrición hospitalaria.
Los tres conversatorios fueron moderados por Jaime Ordóñez, PhD en Epidemiología y magister en Economía de la Salud, quien resaltó que el foro tuvo como principal objetivo “construir sociedad a través de tres elementos claves: nutrición, economía y salud”.
La primera conferencia tuvo como foco la relación entre nutrición y economía. En ese punto, Israel Ríos dijo que desde la FAO se ha buscado acompañar las políticas públicas en los países de la región para “actividades que buscan promover un estilo de vida saludable. Estas intervenciones tienen un impacto en el desarrollo económico de los países”. Y resaltó que, en el caso de Colombia, hay aspectos que sirven de ejemplo como la territorialización de las guías alimentarias.
Elisa Cadena resaltó la importancia de ver el problema de la nutrición no solo desde una perspectiva médica, sino con una visión holística: “¿Cómo respondemos desde la intersectorialidad y nos salimos del sector salud para saber qué es una dieta saludable? Porque no es solo lo que hablemos en atención médica, sino por qué tenemos en nuestro entorno: cómo está la producción de alimentos, cómo es el manejo del agua, si nuestras prácticas son amigables con el ambiente”.
Ese llamado de Cadena sirvió para que Pedro Fernando Hoyos pusiera sobre la mesa el caso de Antioquia. Así, expuso que hace alrededor de 20 años, había una alta mortalidad infantil por desnutrición por lo que los esfuerzos se enfocaron en esta población, así como en las madres gestantes y lactantes. Sin embargo, esto llevó a una nueva problemática en la actualidad: atender la malnutrición desde la obesidad. Esto para hacer un llamado a que las autoridades y los organismos internacionales trabajen de manera conjunta en todas las poblaciones.
Un punto clave de la discusión lo mencionó, en el segundo panel, Charles Bermúdez, quien con una cifra expuso la importancia de atender pacientes desde un enfoque nutricional en los hospitales: “Independiente del valor de la terapia médica nutricional, por cada dólar invertido, se puede ahorrar hasta 50 dólares al final del ejercicio en la atención de los pacientes. Nuestra idea es enseñar que la terapia nutricional hace parte del tratamiento integral y si esta no es adecuada, el paciente no responderá de la manera que esperamos”.
En esa misma línea, Jairo Humberto Restrepo señaló que “si un paciente tiene un estado nutricional precario, incurriremos en unos costos innecesarios en términos de mayor estancia o comorbilidad. Hay estudios que muestran que la diferencia del estado nutricional repercute en los resultados del paciente, pero también en los costos hospitalarios”.
Por su parte, Gabriel Gómez expuso varias cifras sobre cómo la nutrición debe ser tenida en cuenta para los efectos que se pueden obtener. Así, indicó que en un estudio realizado por la Universidad Javeriana en Bogotá en 2019, se encontró que “la carga que impone la desnutrición es bastante considerable”. En personas con enfermedades cardiacas y pulmonares se concluyó que una malnutrición lleva a 2,4 veces más probabilidades de mortalidad y 34 % más de duración en el hospital.
Y, con base en esa información, Gómez expuso cómo aumenta la carga económica en el sistema de salud: “Hicimos los cálculos de todas las camas en Colombia y con estos porcentajes de desnutrición vimos que el ahorro, si se combate la malnutrición, llegaría a ser de cerca de $3 billones”.
Aterrizando esta información a los casos de éxitos expuestos en el foro “Nutrición, un ingrediente clave para la economía y la salud”, Beatriz Elena Restrepo aseguró que desde el ingreso de pacientes al Hospital General se hace un tamizaje nutricional, para, con él, hacer un seguimiento oportuno. Poniendo como ejemplo los pacientes que llegan a Unidades de Cuidados Intensivos, expuso que en las primeras 48 horas se define un plan nutricional y que en las siguientes 24 a 48 horas, “debemos tener un porcentaje logrado de las metas programadas. Si se inicia una terapia temprana tendrá mejores resultado”.
Fernando Pereira, por su parte, indicó que en la Clínica Las Américas se enfatiza en el trabajo multidisciplinario: “con el fin de brindarle al paciente lo mejor de la atención tanto médica como nutricional. En nuestro modelo es fundamental la detección del estado nutricional al ingreso de la clínica. Todo paciente en riesgo en la institución debe ser intervenido por nutricionistas”.
Por su parte, Sandra Milena Galeano explicó que, aunque es un reto importante identificar día a día los efectos de la malnutrición, en el Hospital San Vicente Fundación de Medellín se ha apostado por establecer un proceso que solvente los efectos negativos de la malnutrición en los pacientes. “El alcance que tenemos como instituciones hospitalarias es tratar de prevenir estados o evitar que esa malnutrición se perpetúe”, aseveró.
Periodista de la UPB y especialista en Creación Narrativa de la Universidad Central (Bogotá). Escribo.