Colombia está viviendo un fenómeno que pocos veían venir, pues cada vez hay más gente trabajando y menos desempleados. Aunque algunos expertos discrepan de las cifras, brindadas por el Dane, en agosto de 2025, la tasa de desempleo se ubicó en 8,6%, la más baja para ese mes desde que hay registro, y ya son cuatro meses seguidos rompiendo récords. En total, entre 2022 y 2025 se sumaron 1,8 millones de personas más al mercado laboral.
Pero como en toda historia de éxito, hay una letra pequeña. Un nuevo informe de Corficolombiana reveló que detrás de estas cifras tan celebradas se esconde una paradoja que podría pasar factura: sí hay más empleos, pero no necesariamente más productividad. En otras palabras, el país está trabajando más... para producir lo mismo.
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La explicación no está en un milagro económico, sino en una decisión regulatoria: la reducción progresiva de la jornada laboral, establecida por la Ley 2101 de 2021, que bajará gradualmente el número de horas semanales de 48 a 42 entre 2023 y 2026.
Según el estudio de Corficolombiana Descifrando el mercado laboral: Parte I ¿Menos horas, más empleo?, entre 2022 y 2025 la cantidad promedio de horas trabajadas por persona cayó 3,5%, pasando de 43,3 a 41,8 horas. Sin embargo, el total de horas trabajadas en toda la economía aumentó 4,6%. Entre los argumentos de este fenómeno, según Corfi, se encuentran que “las empresas han tenido que contratar más personal para mantener sus operaciones”.
Es decir, “como los trabajadores laboran menos horas, las compañías han debido ampliar su nómina para cubrir los turnos y no frenar la producción”. Corficolombiana estima que esa reducción horaria obligó a incorporar casi 787 mil nuevos empleados solo para compensar el tiempo perdido. “Las empresas están distribuyendo el mismo volumen de trabajo entre más personas”, explicó el informe. Y sí, eso suena bien para el desempleo, pero no tanto para la eficiencia.
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Productividad en picada
Desde el punto de vista empresarial, el problema es que, aunque hay más gente ocupada, cada trabajador produce menos. La productividad por persona cayó 3,1% entre 2022 y 2025, según el mismo estudio. Si más personas deben trabajar para producir lo mismo, cada una produce menos por jornada, la economía es menos eficiente.
La productividad por hora se ha mantenido estable, pero al reducirse la cantidad de horas semanales, el resultado final es que el país produce lo mismo, a un costo mayor. Dicho en términos empresariales, la nómina creció más rápido que la producción.
Esto plantea un riesgo serio: si las empresas no logran elevar la productividad, mantener este ritmo de contratación podría ser insostenible, según expertos.
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El peso de la formalidad
El impacto no ha sido igual para todos. El golpe más fuerte lo ha sentido el sector formal, que está obligado a cumplir la ley al pie de la letra. En estas compañías, el número de ocupados aumentó 14%, mientras que las horas totales trabajadas crecieron solo 7,7%.
En el sector informal, el efecto fue menor: apenas 4,3% más ocupados y 1,9% más horas. Esto muestra que las empresas formales —las que pagan seguridad social, impuestos y cumplen regulaciones— están haciendo el esfuerzo más grande y cargando con los mayores costos.
“Las compañías formales enfrentan una presión creciente sobre sus márgenes de ganancia”, señala el documento. Si bien algunas han logrado adaptarse, el análisis advierte que el modelo no parece sostenible en el tiempo si no hay mejoras en productividad.
Desde otra perspectiva, para Andrés Delgado, Executive Manager de Michael Page Medellín, esta coyuntura no solo está transformando las estructuras de empleo, sino también la manera en que las empresas buscan y gestionan el talento.
“La reducción de la jornada laboral en Colombia representa un cambio significativo en la dinámica empresarial, especialmente en sectores como el tecnológico, donde la demanda de productividad es constante. Este ajuste podría llevar a muchas compañías a contratar más personal para compensar las horas reducidas, pero más allá de la cantidad, el foco estará en la calidad del talento”, explicó.
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Delgado señaló que las organizaciones necesitarán profesionales más autónomos, eficientes y capaces de generar impacto en menos tiempo, lo que eleva el estándar de selección y hace que el headhunting estratégico cobre más relevancia que nunca.
Además, según el experto, esta transición podría reconfigurar los modelos de contratación, impulsando esquemas de turnos, tercerización y reorganización de roles, y con ello, una competencia más intensa por los perfiles especializados.
Y agregó un punto optimista: “Al requerir mayor eficiencia y especialización, las compañías podrían formalizar roles que antes eran informales o tercerizados, elevando el estándar de contratación y fortaleciendo el mercado laboral. En este contexto, el empleo formal se convierte en una herramienta clave para garantizar continuidad operativa, cumplimiento normativo y retención de talento.”
Entre otras cosas, el desafío de productividad también podría abrir una puerta: la formalización laboral como motor de estabilidad y competitividad.
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¿Un éxito con fecha de vencimiento?
Pero aún existe la duda sobre si Colombia puede seguir reduciendo el desempleo sin que la economía crezca más rápido o produzca más eficientemente, porque el estudio plantea que la actual “mejora” en el empleo podría ser una ilusión estadística, un espejismo impulsado por la redistribución de horas, más que por la creación de trabajo genuino ante el crecimiento económico del país.
“Estamos ante un mercado laboral que luce saludable en los números, pero que tiene fundamentos frágiles”, advierte el análisis. Menor eficiencia, mayores costos y una economía que avanza con paso corto: esa combinación podría pasar factura en los próximos años, especialmente si se suman presiones como una nueva reforma laboral o aumentos fuertes en el salario mínimo.
La conclusión de Corficolombiana es clara: si Colombia quiere mantener sus avances en empleo, debe poner el tema de la productividad sobre la mesa. No basta con generar más puestos; hay que lograr que esos empleos produzcan más valor.
“Preservar los logros recientes del mercado laboral exige abrir el debate sobre productividad, innovación y formación laboral”, insiste el informe.
Reducción afectó estructura salarial
Corficolombiana advierte que la reducción de la jornada laboral no solo está afectando la productividad, sino también la estructura salarial. Al contratar más personal para compensar las horas perdidas, muchas empresas han optado por mantener sueldos base más bajos o limitar aumentos, especialmente en sectores intensivos en mano de obra como manufactura, servicios y comercio. Esto podría explicar por qué, pese al aumento del empleo, el ingreso promedio real de los trabajadores ha crecido por debajo de la inflación, lo que pone sobre la mesa un nuevo desafío: mejorar la calidad del empleo, no solo su cantidad.