La empresa de la manzana nunca había hecho un teléfono tan grande durante los 11 años que lleva fabricando móviles. Este miércoles, frente a un escenario que aplaudía y gritaba cada vez que se emocionaba con algo, lo presentaron: el iPhone Xs Max, (que se lee “diez ese max” y no, “equis ese”, como la talla de la ropa).
Tiene 6.5 pulgadas, una medida a la que se acercan algunos de sus competidores, como el Galaxy Note 9 (6.4”), el Huawei P20 Pro (6.1”), el LG G7 ThinQ (6.1), el OnePlus 6 (6.28) o el Asus ZenFone 5Z (6.2). Su pantalla es de esquina a esquina, sin bordes, excepto el llamado notch o muela, que es el espacio negro reservado en la parte superior para albergar la cámara TrueDepth, la que permite desbloquear el teléfono con solo mirarlo.
El nuevo equipo es parte de la evolución del iPhone X que se presentó en 2017. Junto a él también lanzaron una versión con las mismas capacidades y características, pero más pequeño, para los que prefieren un teléfono que se lleve más cómodamente en el bolsillo: el iPhone Xs; y uno más económico bautizado por la compañía como: iPhone XR.
Ninguno de los tres tiene el tradicional botón inferior con el que se gestionaba el equipo, todos tienen reconocimiento facial y diferentes características con las que Apple espera seducir al público y reconquistar a sus usuarios.
Estas fueron las novedades de los equipos, lo que sorprendió y lo que incluyeron en ellos pero que no es innovación en la industria porque otros fabricantes lo tenían.