La goleada de Colombia 6-3 sobre Venezuela en la última fecha de las Eliminatorias Sudamericanas rumbo al Mundial 2026 dejó fuera a la Vinotinto del repechaje. El partido además reavivó la vieja disputa cultural entre ambos países sobre el origen de la arepa, ese alimento que los dos reclaman como símbolo de identidad nacional.
Previo al compromiso, el exfutbolista venezolano Alejandro Guerra avivó el debate. “Si hoy Venezuela gana, le podemos dar las arepas a Colombia”, dijo en una entrevista.
“Colombia tiene jugadores de talla mundial como Luis Díaz y James Rodríguez. No se trata de menospreciar, sino de creer en el jugador venezolano y mandarle toda la energía positiva. Por historia, Colombia ya ha estado en mundiales y nosotros no, pero eso no nos quita la ilusión de dar el golpe hoy”, había dicho a Blu Radio.
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Por su parte, el periodista boliviano Juan Pastén también metió leña al fuego al asegurar que esperaba un triunfo colombiano en Maturín, y aseguró que si no sucedía, sería a un supuesto “acuerdo de la arepa”.
La disputa sobre el origen de la arepa ha generado intensos debates entre venezolanos y colombianos. El alimento por excelencia en ambos países se trata de un legado indígena compartido por los pueblos precolombinos que habitaban la región andina y caribeña.
Desde antes de la llegada de los españoles, comunidades originarias cultivaban maíz y lo transformaban en panes circulares y planos que cocinaban en piedras calientes o budares de barro. La palabra arepa, de hecho, proviene del vocablo indígena erepa, en lengua cumanagota, que significa “maíz”.
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Con la colonia y el mestizaje, el consumo de la arepa se expandió tanto en lo que hoy es Venezuela como en Colombia, conocida como la Gran Colombia.
Con el tiempo, cada país la adaptó a su estilo. En Venezuela se convirtió en plato central, rellena con carnes, quesos o caraotas y en Colombia tomó una enorme variedad de formas y sabores, como la arepa paisa, la boyacense o la de choclo, casi siempre acompañando otras comidas.