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“Maestro de la vida”, esa fue una de las frases con las cuales la ciudad despidió ayer a Elkin Ramírez, quien será recordado como el líder de la ahora mítica banda de rock nacional, Kraken.
El legado, para muchos, es indiscutible. Según el productor Daniel Escobar, El Titán, como llamaban a Elkin, tuvo un proyecto de largo aliento y a largo plazo: sostener el género del rock en Colombia y no dejar que este muriera.
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Lo hizo desde un comienzo, según Escobar, sin internet, sin redes sociales. Fue así como, según el productor, logró transmitir con su estilo y sobre todo, con su música, una filosofía de vida.
“Todos los días trabajaba, no por una canción, sino por un movimiento. Elkin es leyenda hoy precisamente porque su éxito se debe más a su proyecto que a sus canciones”, asegura.
Para el productor ese proyecto se evidenciaba en la forma de vestir de Elkin, su estilo en general y su discurso.
“Era un defensor del buen proceder, de la buena actitud, de la buena ciudadanía. Era respetuoso con la diferencia, pero radical en su defensa del rock”.
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Por su parte, Diego Londoño, crítico de música, cree que la importancia de Elkin en el rock colombiano, y también en el del continente, se debe a que fue “un personaje pionero en el heavy metal y llevó el rock a tres generaciones”; unas que, según Londoño, se acercaron al género gracias a la voz de Elkin y a sus historias, llevadas a la música y convertidas para Diego en “crónicas cantadas a través del heavy metal”.
En ellas habló de su vida en los barrios, los fenómenos de violencia y la represión.
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“Elkin le abrió la industria musical rockera a Colombia. Además sentó las bases de lo que se podría llamar rock colombiano. Cómo se hace, y cómo suena. Eso lo hizo a través de Kraken”.