Un mes, una semana, un día o unos pocos segundos pueden hacer la diferencia cuando de salud cardiovascular se trata: el tiempo es uno de los factores que mayor incidencia tiene en el tratamiento de diversas afecciones. Por esto, detectar a tiempo futuras molestias permite definir un diagnóstico confiable, ajustar hábitos y tomar medidas que eviten el desarrollo de enfermedades más graves.
Cada persona requiere de un tipo de atención diferente, según sus antecedentes familiares, el tipo de sintomatología o los factores de riesgo. “Quienes tienen obesidad, sedentarismo, presión arterial alta, azúcar en la sangre, colesterol, o cualquiera de las enfermedades que incrementan el riesgo cardiovascular, deben realizarse, al menos, un chequeo al año”, explica Edison Muñoz Ortíz, médico cardiólogo del Hospital San Vicente Fundación.
La edad, por sí misma, también se considera un factor principal de riesgo. A partir de los 45 años, el cuidado que se tiene sobre el corazón debe cambiar, por eso aún si no hay síntomas, antecedentes o riesgos, es importante realizarse revisiones generales cada tres años y cultivar hábitos saludables de alimentación, ejercicio y buen descanso.
En edades más tempranas
Aunque en niños y jóvenes la tasa de enfermedades cardiovasculares desciende notoriamente, existen cardiopatías congénitas o adquiridas que deben identificarse a tiempo para ser tratadas adecuadamente durante el desarrollo del bebé, niño o adolescente.
“Cansancio al comer, fatiga al succionar el tetero, respiración más rápida de lo normal, dificultad para subir de peso y aparición de infecciones respiratorias son algunas señales con las que se puede advertir una falla cardíaca en niños”, señala Sonia Morales, cirujana cardiovascular infantil, del Hospital San Vicente Fundación
1,9
millones de muertes al año dejan las enfermedades cardiovasculares.
Esté alerta y visite a su médico lo antes posible si presenta algunos de estos síntomas:
Infarto agudo del miocardio - Cardiopatía coronaria
Se genera por acumulación de placa en las arterias que conducen al corazón, generando falta de sangre y oxígeno y la posible muerte de células cardíacas.
Signos de alarma: dolor en el pecho y el brazo izquierdo durante más de quince minutos, hinchazón en piernas, taquicardia, sudoración y dificultad respiratoria al realizar actividades que antes no generaban inconvenientes, como subir a un segundo piso, bañarse, vestirse, dormir o ponerse zapatos. En mujeres, puede ocasionar también dolor en el estómago, sudor frío, insomnio, ansiedad o debilidad.
Insuficiencia cardiaca
El corazón pierde la capacidad de llenarse y bombear sangre rica en oxígeno al resto del cuerpo de forma eficiente. Puede afectar a uno o ambos lados del corazón y suele ser resultado de otras afecciones cardiacas.
Signos de alarma: falta de aliento, fatiga, debilidad, hinchazón en las piernas, tos o sibilancia al respirar, hinchazón en el vientre, náuseas y dificultad para concentrarse.
Arritmias cardíacas
Los impulsos eléctricos que coordinan los latidos del corazón no funcionan adecuadamente y se producen aceleraciones (taquicardia) o ralentizaciones (bradicardia).
Signos de alarma: sensación de aleteo en el pecho, aún si no se está realizando una actividad física intensa, y frecuencia cardíaca más rápida o lenta de lo normal, descontrolada.
Enfermedades de las válvulas cardíacas
Ocurre cuando una o más de las cuatro válvulas del corazón no se abren y se cierran correctamente, impidiendo el correcto flujo de la sangre.
Signos de alarma: problemas para respirar, fatiga, hinchazón, dolor en el pecho al hacer ejercicio, arritmia, mareos o desmayos.
Enfermedad arterial periférica
Se estrechan los vasos sanguíneos fuera del corazón por acumulación de placa en las paredes de las arterias que abastecen de sangre a brazos y piernas.
Signos de alarma: dolor o entumecimiento en las piernas, pulso débil en piernas o pies, heridas o llagas en los pies, temperatura más baja en una de las piernas, color pálido o azulado de la piel, poco crecimiento de uñas, pelo en las piernas y disfunción eréctil.
Enfermedad arterial periférica
Se trata de la enfermedad crónica más común. Es el incremento de la fuerza ejercida contra las paredes de las arterias a medida que el corazón bombea la sangre al cuerpo, lo que puede derivar en múltiples afecciones y condiciones médicas.
Signos de alarma: suele ser asintomática en estados iniciales, pero al adquirir complicaciones, puede generar daños en diferentes órganos del cuerpo.