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A punta de “marañitas”, así están viviendo los albañiles, pintores de brocha gorda, plomeros y electricistas, esos que no solo construyen sino que también hacen las ampliaciones y reparaciones de las casas en los barrios. La cuarentena los obligó a guardar brochas y palustres ya que la construcción fue otra de las actividades clausuradas por los decretos de emergencia sanitaria.
Ya de por sí, lo que muchos de ellos hacen cotidianamente en tiempos de normalidad, sin pandemia, son pequeños trabajos con los que no ganan mucho dinero. Alex Jiménez, pintor y estucador hace 35 años, dice que antes de las medidas, el “boleo” no iba bien.
“Este año todo ha estado muy malo, pero con la cuarentena más, porque ya no dejan si quiera pintar las casas”, cuenta. Incluso, el día de la entrevista estaba pintando un muro en una casa vecina. Tenía humedad y el trabajo era sencillo: solo resanar la pared y echarle pintura.
Si la construcción en su totalidad no se reactiva, Alex admite que entrará en la desesperación: es padre de un hijo y hace más de mes y medio no lleva nada a su casa. Tiene compañera sentimental, que por ahora asume las cargas del hogar, pero su salario es un mínimo y no alcanza para servicios, arriendo y alimentación. “La gente de todos modos tiene que reformar, y si no lo hacen en una parte lo hacen en otra”, dice Alex con voz esperanzadora.
Según Eduardo Loaiza, gerente de la Cámara Colombiana de la Construcción, Camacol, los obreros de la construcción son, en Medellín, un ejército cercano a las 35 mil personas, la mayoría hombres que no gozan de pensión, a veces ni de salud y menos de garantías salariales como primas y cesantías.
Viven del día a día y, en su criterio, debe reactivarse su oficio por el bien de la economía y para no ahondar la crisis. “Todo lo que son mejoras, reformas y obras de auto construcción requieren maestros de obra, personal capacitado, que sepa, oriente, ayude y haga bien las cosas, pero en este momento están suspendidas las actividades. Se reactivaron la infraestructura vial, obras públicas y edificaciones realizadas por empresas; también se rehabilitaron las ferreterías y depósitos, ya es lógico que quienes compran, que son las personas que hacen las reformas en las casas, como maestros, oficiales y contratistas, tengan permiso para su actividad”, opina Loaiza.
El dirigente gremial admite que estas personas deben estar pasando dificultades. El sector constructor ha activado la entrega de edificios de apartamentos y en esta etapa, para acabados y toques finales, se capta a muchos de estos obreros. Pero sigue la preocupación por el grupo de remodelaciones.
“Muchas de estas actividades se pueden hacer a campo libre, como pintar fachadas, entejar, ampliar tuberías, en las que se puede guardar distanciamiento social”, dice.
Alberto Cardona, albañil y plomero que tiene un grupo de obreros como él para ejecutar obras, afirma que algunos tienen seguro y cotizan a pensión, pero son la minoría. “Como muchos son trabajos de dos o tres días, no justifica una afiliación, uno conversa con el cliente para que lo deje trabajar así. Claro que uno evalúa el riesgo y dependiendo de eso lo contrata”, dice Alberto, que también está sobreviviendo de “marañitas”.
Alberto Ríos, gerente de Maridos en Alquiler, una empresa creada hace 16 años con cerca de 30 de estos obreros afiliados, afirma que es muy cuidadoso de contratar a personas que tengan sus seguros al día. “Al principio de la cuarentena sufrimos mucho, pero logramos permiso para que los dejen trabajar en urgencias”. Con esto se refiere a casos como el de una tubería que se revienta, un corte de luz por reparar o coger una humedad.
Dice que les paga por prestación de servicios y dependiendo lo que salga llama a diferentes obreros: “la idea es que haya platica para todos”. Añade que son personas de estratos bajos que residen en los barrios populares, “la mayoría padres de familia sin muchas garantías laborales” .
Periodista egresado de UPB con especialización en literatura Universidad de Medellín. El paisaje alucinante, poesía. Premios de Periodismo Siemens y Colprensa, y Rey de España colectivos. Especialidad, crónicas.