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Atavanza sitiada por dos nuevos deslizamientos

Residentes de la unidad denunciaron que uno de ellos apareció en zona verde de la Alcaldía. Municipio niega que predio esté a su cargo.

  • Los deslizamientos se unieron al enorme talud que causó una emergencia en junio y que afectó a todo Rodeo Alto. FOTO Manuel Saldarriaga
    Los deslizamientos se unieron al enorme talud que causó una emergencia en junio y que afectó a todo Rodeo Alto. FOTO Manuel Saldarriaga
26 de enero de 2023
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Desde la emergencia vivida el 29 de junio pasado, para un visitante, la vida en la unidad residencial Atavanza continuó como si nada hubiera pasado. En su entrada todavía se reúnen las amas de casa para comprar las hortalizas que llegan en vehículos, mientras que los niños salen despreocupados a esperar la ruta escolar.

Sin embargo, el silencio que se siente entre las siete torres de Atavanza no sería producto de la ausencia de los pequeños, sino de la incertidumbre con la que sus habitantes viven desde el 29 de junio y que como confesaron varios se ha convertido en miedo, a raíz de dos nuevos deslizamientos que aparecieron hace unos días cerca de la unidad, con lo que Atavanza ya tiene cuatro deslizamientos a su alrededor que amenazan su estructura.

“Uno de los taludes apareció al frente de la unidad y el otro en la unidad Pinar del Rodeo con los fuertes aguaceros que han pasado. Esto ya se volvió una zozobra entera. Uno ya lo que se espera es que esto se caiga”, apuntó la residente Carolina Osorio.

El nuevo deslizamiento, que apareció la semana pasada, se dio en una zona verde de la Alcaldía de Medellín, pese a que esta ha negado estar a cargo del predio, señaló el administrador Nicolás Rueda.

“La municipalidad nos decía de forma verbal que Covin S.A. no les había pasado los terrenos. Pero hace unos días nos respondieron en un derecho de petición –radicado en diciembre– que los predios de zonas verdes sí fueron cedidos por Covin a la Alcaldía en el 2011”, añadió.

Sin embargo, pese a esto que mencionó el administrador, en la zona todavía se ve el derrumbe pues la alcaldía no ha recogido siquiera la tierra desprendida

“Con este nuevo derrumbe la Torre 7 tiene un nuevo riesgo. A eso se suma que ni Covin ni la Alcaldía han terminado de retirar el muro de contención que generó la emergencia de 2022”, apuntó Rueda.

A los nuevos males se sumaron los viejos, que siguen sin ser atendidos completamente, pues las constantes lluvias y la falta de atención en el talud principal generaron que allí aparecieran dos socavaciones tan grandes que en ellas cabe alguien de pie.

A la comunidad le preocupan la grieta en la parte alta del talud, donde está lo que queda del muro de contención, y que tiene tres metros de profundidad y 60 centímetros de ancho; así como el cráter de dos metros de hondo en la parte baja.

“Si bien la constructora los tapó este martes con una mezcla de suelocemento y arenacemento, son medidas de muy corto plazo que solo pueden mantener se si las lluvias no son intensas. Pero es claro que se necesita una solución integral que hasta ahora no está a la vista”, añadió la ingeniera asesora geotécnica de Atavanza Isabela Botero.

Ella apuntó que la constructora también se comprometió a mejorar la acomodación de los grandes plásticos que tapan el taud, para que el agualluvia escurra en la cuneta y no en él, como actualmente está sucediendo.

Aunque Covin comenzó en noviembre los estudios definitivos de la solución integral, aún no los ha entregado pese a que el plazo que tenía para ello el especialista Libardo Gallego se venció a inicios de enero.

Aparte del temor, los residentes de Atavanza se sienten abandonados, pues pese a las temerarias promesas del alcalde de hacer cumplir a Covin y que los residentes ganaron en primera instancia un pleito ante la Superintendencia de Industria para que se repotencien las torres, nadie da soluciones.

EL COLOMBIANO intentó contactar a Covin para conocer que soluciones le dará a los residentes, pero al cierre de la edición no habían brindado alguna respuesta, igual sucedió con el Dagrd.

“Entre el miedo y la desesperanza acá uno ya ni duerme y más bien vivimos pegados de la ventana. Por la noche usted escucha un ruido y sale corriendo a ver si el derrumbe ya se fue. Con cada aguacero acá rezamos hasta lo que no nos sabemos”, dijo la residente Tatiana Calle.

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