La difícil situación del hospital Francisco Valderrama, de Turbo, en vez de resolverse parece complicarse aún más, pues a la iliquidez económica se sumó un paro de trabajadores que lleva ya diez días.
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Este es el único hospital público de segundo nivel de complejidad que tiene el Urabá antioqueño y sirve como centro de referencia para la remisión de enfermos desde Córdoba y Chocó.
El cese actual de actividades involucra a la mayoría del personal asistencial y de apoyo, por lo cual la atención está reducida a los servicios de urgencias, solo las cirugías que sean de emergencia, hospitalización, el manejo de maternas complicadas y de pacientes que llegan con cuadros de desnutrición. El resto de los servicios, como la consulta externa y la atención en los puestos de salud, están suspendidos.
“En este momento estamos prestando urgencias con lo poco que tenemos, porque también hay deficiencia de insumos y medicamentos; por ejemplo, no hay sangre para pacientes que lleguen heridos”, explicó la presidenta local del sindicato Anthoc, Bagneri Rentería.
Esa es la agremiación mayoritaria que sostiene el movimiento de protesta, pero también están comprometidas las otras tres organizaciones que existen dentro del Francisco Valderrama: Sintrasalud, Sintraestado y Simedur.
El estallido de protesta tiene su origen en que a los trabajadores les debían cuatro meses de salario -uno correspondiente a diciembre de 2023, más octubre, noviembre y diciembre de 2024 que en total sumaban alrededor de $8.000 millones- y el hospital también estaba atrasado con tres meses de seguridad social para los trabajadores de planta.
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En la institución hay 376 empleados de planta y casi 400 contratados de manera tercerizada a través de cooperativas.
“Estando en la actividad nos pagaron octubre y dos meses de salud, pero nos adeudan diciembre de 2023, noviembre y diciembre de 2024; serían unos 6.000 millones pero solo a los de planta, porque a los contratistas les deben alrededor de cinco meses de salario y en este momento no tienen salud”, añadió la dirigente de Anthoc.
La crisis del hospital es grave, tanto que el martes pasado la Gobernación de Antioquia lanzó un S.O.S. para que tres EPS que están intervenidas por el Estado -Nueva EPS, Savia Salud y Coosalud- y que le adeudan a este centro asistencial alrededor de $30.800 millones paguen toda esta acreencia o parte de ella.
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En medio de todo lo anterior, también el martes pasado renunció la gerente, Luisa Fernanda García, cuya salida pedían los trabajadores aduciendo una mala gestión durante los nueve meses que permaneció al frente de la entidad. Y para completar, también rechazaron al nuevo directivo, que llegó, Ricardo Luis Arzuza, porque, en concepto de algunos sindicalistas, tiene un historial de fracasos en otros cargos que ha ocupado previamente.