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La historia de amor de don Efraín, el músico de 100 años que se casó con su novia de 67 en Sopetrán

Luego de enviudar hace 17 años, el veterano agricultor contrajo nupcias con doña Carmen Gómez.

  • Las nupcias de don Efraín y doña Carmen se realizaron el pasado sábado 20 de mayo en la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción. FOTOS PERIÓDICO EL SANTAFEREÑO
    Las nupcias de don Efraín y doña Carmen se realizaron el pasado sábado 20 de mayo en la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción. FOTOS PERIÓDICO EL SANTAFEREÑO
24 de mayo de 2023
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Si existe alguien que hoy encarne la famosa canción Caballo Viejo, ese es Don Efraín García Vélez, un veterano agricultor y músico sopetranero que a los 100 años decidió casarse por segunda vez, luego de enviudar hace 17 años. Y es que como la famosa composición del venezolano Simón Díaz: “cuando el amor llega así de esta manera, uno no tiene la culpa; quererse no tiene horario ni fecha en el calendario cuando las ganas se juntan”.

Su historia de amor comenzó en 2010 cuando tenía 87 años. En esa época y cansado de estar solo, le echó el ojo a Carmen Gómez, una dama cincuentona que en ese momento trabajaba en un restaurante del pueblo. Tanto le llamó su atención que un día la vio pasar por el frente de una cantina y la invitó a una cerveza, que ella ni corta ni perezosa aceptó, más tratándose de don “Efra”, el tiplista y lirista más famoso de la capital de las frutas en Antioquia, un hombre simpático, moreno y de baja estatura que como a los viejos de antes no le falta su sombrero de ala ancha.

Entre conversa y conversa y con los sones de sus cuerdas que sonaron en la ventana de su casa en forma de serenata, doña Carmen, que hoy tiene 67 años, se dejó conquistar por el negro Efraín, pese a los 33 años de diferencia.

Por eso cuando el amor llega así de esta manera, con música y detalles, el corazón de esta mujer se abrió y se agrandó tanto, que a las pocas semanas de conocerlo se fue a vivir con él. Tanto se han entendido, que tras 13 años de convivencia, decidieron darse el sí en el altar.

Lo que Dios ha unido

El gran día llegó para sorpresa de muchos el pasado sábado 20 de mayo en la Basílica Menor de Nuestra Señora de la Asunción, en una ceremonia donde hubo tapete rojo, flores, música en vivo y muchos invitados. Como suele ocurrir, al novio lo hicieron esperar, pues si bien la misa era a las 9:00 de la mañana, la prometida llegó una hora y cuarto después; no faltó aquel que dijera que se había arrepentido, o como lo comentara Juan Ospina, director de la emisora Sopetrán Stereo, antes de la misa: “pareciera que este matrimonio se estuviera demorando tanto como los años que ha existido don Efraín en estas tierras sopetraneras”.

Llegada la novia al atrio toda vestida de blanco y con un ramo de flores del mismo color, entró muy solemne con su padrino por la nave del medio, donde en medio de aplausos y cámaras de celular fue recibida por su amado, quien también lucía una camisa blanca y un pantalón caqui. Al fondo en el altar, los esperaba el párroco Rogelio Rodríguez Graciano para iniciar con el sagrado sacramento.

Con voz solemne, el sacerdote les expresó: “don Efraín y doña Carmen, ¿están aquí para contraer matrimonio sin ser coaccionados sino libre y voluntariamente?”, a lo que ambos asintieron. Vinieron las consabidas palabras que sellaron esa unión: “don Efraín, ¿quiere recibir a doña Carmen como su esposa y promete permanecerle fiel en la prosperidad y la adversidad, en la salud y en la enfermedad para amarse y respetarse durante todos los días de su vida?”; ante la positiva respuesta, el cura alzó la mano y los bendijo.

Tras la bendición vino el beso que rubricó este esperado momento nupcial, beso que hubo que repetir varias veces para que quedará para la historia en las fotografías.

Amor otoñal

La fiesta vino después; primero en las afueras de una heladería del parque principal, a donde llegaron amigos y más familiares a darles un espontáneo saludo de felicitación; y luego en la casa de Gloria Candelaria, una de las hijas de don Efraín, donde tenían preparado un agasajo con almuerzo, vino y torta. Allí estuvieron los hijos de ambos, acompañados por sus nietos, bisnietos y tataranietos, quienes contaron anécdotas e historias de la pareja.

Pese a que aún conserva algo de lucidez, don Efraín se caracteriza por ser un hombre parco; la que sí habló fue la recién desposada, quien emocionada manifestó que ya espera terminar su vida al lado de él: “Yo no soy capaz de dejarlo; estoy muy apegada, y por nada del mundo dejaría que se lo llevaran para un asilo; para eso estoy yo, para amarlo y cuidarlo”.

Al lado de ella se encontraba su única cuñada, doña Carmen Emilia García de 86 años, hermana don Efraín; de 12 hermanos que fueron solo quedan ellos dos. “Él solo no se podía quedar sabiendo que es un roble; tan buena salud tiene que mire que se volvió a casar”, comentó entre risas.

Después del casamiento, los García-Gómez volverán a su vida normal en el barrio El Porvenir, sector La Quebradita de Sopetrán, a continuar viviendo su luna de miel, cuidándose el uno al otro; ella transmitiendo la energía de sus años.

La unión de esta pareja ha sido todo un acontecimiento en Sopetrán, pues casi nadie se casa de nuevo con un siglo sobre las espaldas. Como bien lo remata en su canción el gran Simón Díaz, don Efraín, ahora con la bendición divina, continuará en las mieles del amor: “caballo viejo no puede perder la flor que le dan, porque después de esta vida no hay otra oportunidad...”.

Por: Juan Carlos Sepúlveda

Periódico El Santafereño

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