La marea del terror comenzó a subir en el Urabá antioqueño, se agitó con bravura en los departamentos de Chocó, Córdoba y Magdalena, y cuando llegó a Medellín ya era un tsunami.
La analogía explica la manera en que se esparció por Colombia el paro ilegal impuesto a la comunidad por la organización narcoparamilitar ‘Los Urabeños’, que hoy, a punta de intimidaciones, puso en jaque la seguridad nacional.