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Colombia le pone otro cerco al maltrato animal

Prohibir el testeo de cosméticos en especies abre la puerta a la innovación y un mejor posicionamiento en el mercado mundial.

  • En poco más de una década los diferentes compromisos bioéticos y legislaciones internacionales lograron reducir el uso de animales en pruebas de cosméticos en un 90%. FOTO getty
    En poco más de una década los diferentes compromisos bioéticos y legislaciones internacionales lograron reducir el uso de animales en pruebas de cosméticos en un 90%. FOTO getty
13 de junio de 2020
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En la útlima década, principalmente, el sector de la investigación y la industria relacionada a los productos cosméticos en el país habían entrado en sintonía con las prácticas internacionales que apuntaban a la abolición gradual del empleo de animales para probar ingredientes o productos en dicho sector. El maltrato al que eran sometidas especies como conejos y ratones, entre otros, carecía de fundamento por el avance de la ciencia en la implementación de métodos de testeo para fines cosméticos.

Paradójicamente, este hecho se convirtió en el “caballito de batalla” de algunos detractores del proyecto de ley 120 de 2018 que buscaba convertir a Colombia en el primer país suramericano con una legislación propia para prohibir tal práctica. “Entendían algunos que era innecesaria una ley en tanto que, de manera oficial, en el país no se realiza testeo de productos cosméticos en animales desde hace un tiempo”, dice el representente Juan Carlos Losada, autor de la iniciativa.

Sin embargo, archivar el proyecto por esta razón habría sido un error, dice Losada. Primero porque la iniciativa buscaba liberar el mercado local de cualquier producto cuyo proceso de elaboración tuviera impacto en animales, y actualmente Estados Unidos y China, dos gigantes importadores del sector, aún mantienen ampliamente vigente este método.

Pero, además, conforme señala Sol Beatriz Castro, directora del Centro de la Ciencia y la Investigación Farmacéutica de la Universidad Ces, la falta de legislación mantenía vigente prácticas aisladas (hay empresas que lo hacen para facilitar procesos). Además, recalca, Colombia habría perdido una oportunidad de oro para posicionarse en el mercado internacional con productos que cumplen con toda la normativa vigente.

¿Cómo queda el panorama?

Tras aprobarse en la plenaria del Senado, el siguiente paso es la conciliación que busca definir cuánto tiempo tendrá el sector para finalizar la comercialización, importación, exportación, investigación, fabricación y producción de productos cosméticos, absorbentes y de aseo en los que hayan sido empleados animales.

El proyecto dicta 4 años, buscando facilitar el proceso de cumplimiento de pequeños importadores de productos chinos que escogen ese mercado por el bajo costo en relación con los precios que ofrecen marcas europeas y estadounidenses.

Sin embargo, el senador Jonh Milton Rodríguez propuso que sean dos años . Aún así había ánimo para llegar a un consenso y dejarlo listo para sanción presidencial.

En consecuencia, quien incumpla la ley tendrá sanciones que van desde 133 a 50.000 salarios mínimos legales vigentes.

Uno de los aspectos que levantó dudas en senadoras como María del Rosario Guerra, del Centro Democrático, es que la ley pudiera dejar una puerta abierta a la prohibición de testeo en experimentación farmacéutica, un temor sin soporte, según expertos como Sol Beatriz Castro, que evalúa que tanto el proyecto como la normativa anterior en el país definen muy bien los límites. El testeo de algunas especies para fines científicos y farmacéuticos, necesario para garantizar la salud humana y ambiental, seguirá amparado. Medicamentos para la ceguera, por ejemplo, deben ser probados en ratones que tienen un 95% de genes similares a los seres humanos. Sin este proceso es imposible aprobarlo para tratamiento.

Camino abierto

Lo que deja esta iniciativa, además de saldar una deuda bioética para el país, es un campo fecundo para avances científicos y en materia de innovación.

Por ejemplo, el Centro de la Ciencia y la Investigación Farmacéutica de la CES, trabaja desde hace una década con “pruebas in vitro para medir eficacia y tolerancia cosmética usando test de parche, cultivos celulares y modelos computacionales que recrean las funciones del cuerpo humano y arrojan unos resultados bastante satisfactorios”, explica Castro, que además destaca un alto potencial académico en la materia, sobre todo en Antioquia.

Adicional a esto, según resalta Juan Carlos Castro, director ejecutivo de la Cámara de la Industria Cosmética y de Aseo de la Andi, ser el segundo país más biodiverso del mundo le ofrece a Colombia una ventaja a futuro en el mercado.

“Existe un importante nicho de emprendedores probando ingredientes naturales, plantas diversas, que puedan servir para la elaboración de productos cosméticos. Esta es una industria que genera actualmente 52.000 empleos directos en Colombia y ahora, con este ley, pondría a las marcas del país en el centro de atención de consumidores exigentes que premian las empresas que se apartan de la crueldad animal. Podríamos ser, incluso, referencia en Latinoamérica”, concluye.

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