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Dice la leyenda que el pueblo Muina Murui, el de “los hijos del tabaco, la coca y la yuca dulce”, surgió de tres hombres nacidos del barro, por obra del creador. Apenas tuvieron consciencia, se lavaron el pantano en un pozo de agua y la primera comida que probaron fue la carne de una enorme boa.
Hoy, otra serpiente rodea a esa comunidad del sur de Colombia, no con ánimo de alimentarla, sino de sofocarla; no se arrastra por la selva, irrumpe en ella con motos y camionetas; y no sisea, su vocablo son las balas que truenan en la noche de Putumayo.
El destino de los Muina Murui volvió a la memoria del país, luego de que la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) emitiera una resolución el pasado 10 de mayo, en la que le pidió al Estado que actuara...
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