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Solo una persona tan entregada al trabajo como José María Gómez es capaz de crear su negocio un Primero de Mayo. Por eso no es de extrañar que hoy, 50 años después, siga llevando el timón del Grupo Empresarial Funeraria Gómez.
Su historia es un manual sobre la creación de empresas exitosas. Su mayor orgullo, por encima del galardón como Comerciante Distinguido entregado recientemente por Fenalco, es su familia y la manera en que los negocios han sido la excusa para servir a la comunidad.
Sentado en su oficina, ubicada en la avenida Juan del Corral, en la conocida calle de las funerarias, este hombre narra cómo en 1969 deja de vender los ataúdes que fabricaba su padre en Marinilla para ampliar el portafolio y prestar servicios exequiales. Con una persona que conocía el negocio, empezó a hacer alianzas, buscó carros fúnebres alquilados para incursionar en el sector.
El primer consejo que da a quienes están emprendiendo es que exploren, aprendan, se asesoren y se rodeen de gente que conozca el negocio, sin descuidar la calidad humana.
Retos y oportunidades
Resuelto el tema de proveedores, faltaba un vehículo para las diligencias. Por eso hizo un crédito para comprar una bicicleta, que le robaron a los 15 días. “Me la habían fiado, y sin terminar de pagarla, me tocó sacar otra”, cuenta entre risas José María.
Dice que por encima del capital, la clave de su éxito fue la constancia y las ganas de salir adelante con su familia. Por eso, su segundo concejo es que antes que dinero se requiere actitud para emprender.
A los dos años de crear el negocio, Gómez ya hacía parte de la Federación Nacional de Comerciantes, Fenalco, y lideraba la mesa sectorial funeraria, además, estudió en las noches su carrera de derecho. De ahí que la tercera lección sea estar siempre actualizándose para entender rápidamente los cambios del mercado y prepararse para ellos.
Por eso fue que apenas comenzó la construcción del metro de Medellín, entendió que debía buscar una nueva sede, una estratégica para su negocio. “Uno vive en cualquier parte, pero no trabaja en cualquier parte”, puntualiza como la cuarta lección.
En este punto de la historia ya Luz Elena Giraldo, su esposa y la madre de sus cuatro hijos, entra como coprotagonista. Ella, marinilla como él, tenía el espíritu de comerciante que puso al servicio de la empresa y se dedicó a recorrer el país comercializando los productos y apoyando sus decisiones.
Nuevas generaciones, nuevos rumbos
Aunque con la llegada de la década de los 80 comenzó a crecer el negocio funerario, influenciado por la ola de violencia que vivía la ciudad, José María comenzó a notar que bajaba su participación en el mercado.
Dice su esposa que, si no fuera por la visión a futuro, no hubiera sentido el campanazo para entender que el futuro estaba en la previsión exequial.
Ahí llega la quinta lección: diversificar el negocio. Justo cuando más amenazados estaban por los nuevos retos, la pareja incursionó en el sector de la publicidad, con una empresa que aún hoy funciona a escasas cuadras de la funeraria. Años después, con la ayuda de sus hijos, emprendieron un nuevo reto con la entrada al sector turístico.
Pese a lo disímiles, estas empresas llevan el ADN de José María, quien aún hoy sigue siendo socio y gerente. Dicen que esas lecciones aprendidas con la Funeraria, por ejemplo, que las personas aún en los momentos más difíciles valoran la calidad humana y el servicio por encima de otros aspectos, son sus factores diferenciadores.
Con la llegada de los hijos a cargos estratégicos en las empresas, como una preparación al relevo generacional, lo que si cambió fue el direccionamiento y empezaron a girar en torno a la previsión. Atrás quedó el modelo enfocado en los servicios exequiales. Comprendieron que debían potenciar la vida.
Hoy, están comprometidos con el bienestar de sus 250.000 afiliados en el Valle de Aburrá y en el Magdalena Medio antioqueño. Por eso las campañas de promoción son con psicólogos, planes médicos y turísticos.
Impulsan lo que ellos llaman el buen vivir, el mismo que José María sigue enseñando con el ejemplo y que le valió la distinción. Dice orgulloso que es un Comerciante Distinguido, pero no por los números sino por su calidad del servicio y por hacer, con su ejemplo y servicio, un homenaje a la vida.
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