Todo en la vida regresa a su estado inicial, y de eso puede dar fe en este momento Juan Camilo Zúñiga.
Atrás quedaron los guayos fiados, obsequio de sus tías en Chigorodó, los documentales acerca de su historia y sus jugadas, que protagonizó en Siena y Nápoles o la época cuando el diario The Guardian lo destacó como uno de los 100 mejores futbolistas del planeta.
Un hecho, insignificante para los futbolistas curtidos, aviva el deseo de Zúñiga todas las madrugadas.
“Mi sueño es jugar 90 minutos en el Atanasio. Pero yo estoy comenzando de cero, entonces vengo a ganarme un puesto en el equipo profesional, así sea jugando de a cinco minutos”, expresó Zúñiga en rueda de prensa en Guarne.
Ayer fue un día especial para Juan Camilo. Por primera vez en mucho tiempo tuvo 40 minutos de fútbol, entrenando con el equipo sub-17.
“Se vio bien, hizo acondicionamiento y práctica de fútbol con los muchachos. Jugó de volante. Incluso chocó en un par de ocasiones. Recuperar el nivel de competencia va a ser un largo camino, pero tiene la chispa de siempre. Lo que lo hizo especial”, cuenta el técnico de la sub-17, Hernán Darío “el Arriero” Herrera, quien presenció desde la raya ese primer contacto de Camilo con el entorno de juego.
Ese otro paso que dio el antioqueño se sumó a la alegría del triunfo en el debut de Copa Libertadores para cerrar una feliz semana en la sede de Guarne.
“Todos sentimos su proceso de recuperación como propio. La energía y esas ganas de juvenil que le ha puesto a su regreso al fútbol nos tiene comprometidos en ayudarlo a que vuelva a la cancha”, cuenta “el Arriero”.
Ya no tiene 17 años como el mismo Zúñiga lo reconoce, pero esa buena disposición con la cual ha afrontado este tramo de su vida y su carrera deportiva, le entregan los méritos para esa nueva oportunidad que está por llegar.
Jorge Almirón, sensato como ha sido desde su llegada a Nacional, reconoció que aunque ya esté haciendo fútbol, aún hay un margen importante para que el jugador de 32 años vuelva al terreno de juego.
Igual, el técnico argentino destacó que el espíritu del hombre nacido en Chigorodó enriquece y le sienta bien al grupo, y que cuando tenga condiciones para competir será una pieza importante en su esquema.
Mientras tanto, Zúñiga trabaja, aguarda y anhela con saltar al campo, tal como el viejo tango de Rinaldo Yiso que narra la historia del “sueño del pibe” .