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A simple vista, Rigoberto Urán refleja muchos cambios, pero hay algo que permanece intacto en el hombre que sorprende con sus alcances en el ciclismo mundial: su esencia.
En cinco años, la pinta callejera del pedalista colombiano ha tenido una notable evolución.
El antioqueño, medallista de plata en Londres 2012 y subcampeón de los giros de Italia 2013-2014 y del Tour de Francia 2017, no se queda en lo tradicional. Se adapta a la moda.
Si antes causaba sensación al llegar a un aeropuerto con ruana, ahora lo hace más con su vestimenta colorida, con la cual hasta impone un estilo.
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Del cabello largo, que lo hacía ver como un rockero y por el que muchas veces fue confundido por su parecido con el cantante británico Mick Jagger, pasó a la melena corta.
¿Qué estereotipo asemeja ahora? Muchos lo representarían, por el corte alemán que lleva, con un jugador de fútbol; otros, debido a la ropa ceñida al cuerpo, con pantalones rotos, dirían que está en la tendencia de los reguetoneros.
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Pero otros, debido a la ropa formal que también luce, dirían que es un alto ejecutivo, pese a que las medias de sus finos zapatos o tenis no llegan a los tobillos.
Como empresario, y al lado de su esposa Michelle Durango, algunas veces, con saco y corbatín, parece un Ken.
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Por su originalidad y descomplique, a Rigo, el pedalista de Urrao, parece lucirle todo. Aquí parte de esa transformación en los últimos cinco años.