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Es cierto que el hecho de que los cuatro equipos antioqueños estén por fuera de las finales de la Liga responde a situaciones y contextos diferentes, solo que el unánime mal momento de las escuadras menoscaba la tradición del fútbol local que se acostumbró a estar presente en finales y disputando los títulos.
Porque si bien Nacional y Medellín son las caras de la tradición y el éxito, Rionegro, desde su ascenso a primera, supo hacer uso de sus recursos para ser un equipo competitivo. No en vano desde 2012 logró ocho clasificaciones de 14 posibles a pesar de tener nóminas modestas en relación con clubes con mayor capacidad económica y tradición en el rentado nacional.
En cuanto a Envigado, está próximo a sumar un nuevo intento fallido de retornar a fases de definición del torneo, tal como se acostumbró a hacerlo durante la primera década de los torneos cortos.
Desde 2015 el cuadro naranja no clasifica a las finales. Son más de tres años en los que las campañas irregulares, como en el Finalización 2016 en el que se quedó fuera de los ocho por un gol, o temporadas decididamente malas en las que no pudo zafarse de punta a punta de los últimos puestos de la clasificación.
Y si bien el objetivo como institución nunca ha sido luchar por títulos, la exclusión de los sitiales importantes le ha privado mostrar jugadores prometedores en la misma forma y proporción como lo hizo durante varios años y le permitió ser un club con una vocación clara y exitosa. Los grandes perjudicados son los hinchas que les toca ver las emociones del torneo desde una fría distancia.
días sin ganar en casa ajustará el domingo Nacional cuando reciba a Alianza.
jugadores han actuado menos de 90 minutos con el DIM este semestre.
años es el promedio de edad de Envigado, el club más joven de la Liga.
es la casilla que ocupa Rionegro en el descenso, está en zona directa a la B.
es el rendimiento conjunto de los cuatro equipos antioqueños en la Liga.
Suman 51 de 144 unidades.
Periodista de la Universidad del Quindío. Cuyabra hasta los huesos y mamá de un milagro llamado Mariana, amante de la salsa y apasionada por el deporte.
Soy periodista porque es la forma que encontré para enseñarle a mi hija que todos los días hay historias que valen la pena escuchar y contar.