Ser top cinco en el ranquin de los mejores, ostentar un título mundial (Londres 2015) y ocho campeonatos nacionales de forma consecutiva son poco para dejar un legado en el fútbol freestyle del país, según Sebastián “Boyka” Ortiz.
No quiere sonar frívolo o “sobrador”, no es su intención. Lo dice porque cree que puede aportar a esta disciplina más allá de ganar medallas y trofeos.
Este antioqueño de 25 años y que ha dedicado 12 de ellos a la práctica del freestyle, encontró en la formación, la manera de masificar el deporte que le apasiona.
“En un momento de reflexión que tuve pensé en cómo este deporte me cambió la vida, en todas las oportunidades que me ha brindado y me dije: ‘si yo conozco el mundo a gracias a un balón, por qué no puedo hacer lo mismo por otras personas’, fue ahí cuando decidí compartir mi conocimiento con los demás”, cuenta Boyka.
Fue entonces cuando decidió lanzarse a la enseñanza, pero antes tuvo que prepararse para estar a la altura.
“Me tocó sentarme a estudiar teoría, investigar mucho, aprender de pedagogía, saber qué trucos eran más fáciles para poderle llegar de forma sencilla a quienes querían aprender”, explica Sebastián, quien ya completa cuatro años como entrenador .
Su primer pupilo fue Jerónimo, a quien aún entrena y recuerda con cariño porque fue con quien “pulió” sus habilidades como profesor. Ahora tiene 17 alumnos, hombres y mujeres, entre los 5 y 17 años a los que forma en Medellín Freestyle Fútbol, academia en la que enseña esta disciplina de forma artística y en el alto rendimiento.
Su lugar de entrenamiento solía ser la unidad deportiva Atanasio Girardot, pero por el confinamiento dicta las clases virtuales desde casa, lo que también le permite tener más tiempo para entrenar.
“Por este medio estoy orientando hasta a chicos de Estados Unidos, es muy bacano saber que en otros países también te tienen de referente”, dice.
En las sesiones virtuales hace énfasis en “no pausar” los entrenamientos así no hayan competencias, pues quiere que sus dirigidos, al igual que él, disfruten del freestyle y no lo vean como una obligación para cumplir en un evento.
“Yo entreno sin importar si hay competencia, yo lo hago porque me gusta, no por un compromiso o un torneo y si uno quiere ser el mejor no se puede pausar, eso siempre trato de transmitírselo a los chicos”, comenta Boyka, que espera con paciencia, que la emergencia pase para seguir masificando el deporte siendo maestro y ejemplo.
