Seguro también tiene ese recuerdo de cuando estaba en el jardín infantil y la profesora le enseñaba a hacer flores con papel periódico o seda, también conocido como “globo”. Era un acto de magia: de pronto, se convertía en flor.
Más tarde, la clase cambiaba de artística a ciencia y los maestros explicaban el proceso en el que una semilla germina y se convierte en planta. Hablaban desde ya de la importancia de cuidarlas.
Años después, ya fuera de la escuela, conversar de flores ha llegado de otra manera para algunos. Por ejemplo, aquellos que han hecho de su piel un terreno para sembrar con tinta una o varias, que los acompañan en un tatuaje.
EL COLOMBIANO, respetuoso de las libertades individuales y teniendo en cuenta que la estigmatización...
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